Cómo evitar el jet lag
Ya sabemos que cuando hablamos de jet lag, nos referimos al cansancio provocado por un viaje en el que se cruzan distintas franjas horarias. Nuestro organismo es sensible a la acción de la luz del sol, que a través de la melanina atraviesa los neurotransmisores. Cuando se altera el tiempo en el que el cuerpo es expuesto a la luz, también lo hacen muchos procesos corporales que se rigen según el reloj biológico del día y la noche: las hormonas, la digestión, la tensión y el estado cerebral.
Síntomas del jet lag
Viajar de un lugar del mundo a otro con una franja horaria diferente afecta a nuestro cuerpo. Los síntomas son diversos y pueden variar de una persona a otra, pero por lo general los viajeros sufren cansancio, confusión en el momento de tomar decisiones, cambios de humor e irritabilidad, problemas digestivos como vómitos y diarreas, pequeñas pérdidas de memoria, apatía y trastorno del sueño. Es muy difícil evitar el jet lag, ya que es un trastorno intrínseco a los viajes de larga duración. Sin embargo, se pueden minimizar sus síntomas y evitar por lo menos que estos nos arruinen los primeros días de tu viaje o de tu regreso.
Cómo minimizar sus efectos
Nuestro ritmo circadiano se confunde menos si viajamos hacia el oeste porque la experiencia del reloj corporal se prolonga y el ciclo día-noche se dirstorsiona menos. Sin embargo, si viajamos hacia el este supone viajar en el sentido opuesto al reloj corporal. También es importante dormir bien antes de emprender un viaje e intentar dormir lo máximo posible durante el viaje.
Controlar las horas de sueño para que no afecten a nuestra estancia en el país al que vamos a viajar es una tarea complicada pero no imposible. Hay unos trucos básicos que van a evitar el trastorno del sueño provocado por el jet lag. Lo que debemos hacer, sobretodo, es intentar adecuar nuestro horario de sueño en el avión al horario del país de destino. Dormir en el avión puede resultarnos más cómodo si utilizamos un antifaz, unos tapones para los oídos y una almohada para acomodar nuestro cuello.
Beber mucho agua ayudará a nuestro cuerpo a mantenerse hidratado y minimizar el estrés del vuelo, pero hay que evitar a toda costa las bebidas alcohólicas o la cafeína. En cuanto a la comida, hay que intentar comer fruta fresca o verdura en pequeñas cantidades pero de forma bastante continuada. También es importante cuidar la indumentaria. Es contraproducente llevar ropa ajustada que nos haga sentirnos incómodos o que dificulten la circulación. Ésta tambén puede activarse haciendo pequeños paseos por el pasillo del avión.
Una vez en el país
Cuando ya hayamos llegado a nuestro destino, deberemos ser pacientes y adaptarnos a nuestro reloj corporal. Dependiendo de lo alejado de nuestro destino y de lo bien que hayamos seguido las recomendaciones anteriores, nuestro cuerpo necesitará desde unos días hasta unas semanas para adaptarse al nuevo entorno y al nuevo horario. No obstante podemos seguir algunos de estos consejos para facilitar la adaptación.
Salir a la calle hará que la luz del sol entre en nuestro cuerpo y ayude a reprogramar el reloj corporal. Ahora sí que podemos tomar café o té durante el día para activar nuestra mente, pero debemos recordar que las horas de sueño deben ser las suficientes y en un horario adecuado, por lo que no es recomendable trasnochar. A veces dormir durantes los primeros días de nuestra estancia puede ser complicado. Para ello debemos insistir en seguir una rutina e intentar no romperla. Las técnicas de relajación también pueden ser útiles para adaptarnos al horario del país.
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