La Alcarria de Guadalajara, un paisaje lleno de sorpresas
Muchos aún no lo saben, pero las tierras de Guadalajara, una de las provincias de Castilla-La Mancha, esconden multitud de secretos que, si quieres, puedes descubrir. Secretos que guardan una riqueza histórica de un valor incalculable. Riquezas que se esconden en lo que viene a llamarse La Alcarria.
Quizá no te lo creas, pero años ha Guadalajara fue una de los lugares más importantes de España. Bajo los suelos de esta provincia se ocultan restos arqueológicos de la edad de piedra, como los que puedes descubrir en la Cueva de los Casares, situada en el Parque Natural del Alto Tajo al sureste de la provincia, compartiendo terreno con la de Cuenca. Pero también podemos encontrar pedacitos de la historia visigoda como los que guarda con mimo el municipio de Zorita de los Canes. Allí puedes visitar la que un día fue Recópolis, una ciudad visigoda fundada por Leovigildo en el año 578, situado a los pies del río Tajo.
Y no podía faltar un recorrido por la historia del paso de los musulmanes por las tierras de La Alcarria. Este paseo lo puedes dar por el municipio de Campillo de Dueñas donde en una gran roca de la Vega de Zafra se alza el castillo de Zafra.
O por el municipio de Molina de Aragón. Sus campos son las base de uno de los castillos más grandes de la provincia, la fortaleza de Molina de los Caballeros, construida allá por el siglo X. Lugar que daba cobijo a los reyes de esta taifa. Dicen que en él se alojó el Cid cuando fue exiliado de Castilla. Y es que, según la leyenda, el gran Rodrigo Díaz de Vivar también ofreció sus servicios a reyes de taifas, a pesar de convertirse en el 'Héroe cristiano de La Reconquista'. Y otro Rodrigo Díaz de Vivar, Mendoza, marqués de Zenete y conde del Cid en el siglo XV vivió en otro de los castillos de visita obligada, el que se alza en el municipio de Jadraque.
En 1492 esta Reconquista se da por concluida con la toma de Granada, pero La Alcarria entonces llevaba a sus espaldas unos cuantos años esplendor... Las bases de esta etapa lúcida las pone familia Mendoza, protagonistas en el siglo XIV. Y para comprobar con tus propios ojos este pedacito de historia, no te queda más remedio que visitar el municipio de Pastrana.
Desde Diario Femenino te recomendamos que para emprender y planear tu viaje por La Alcarria, sientes las bases en este punto. Porque si quieres recorrer estas tierras y empaparte de toda su historia vas a necesitar más de un día, así que uno de los lugares más mágicos para alojarte y hacer noche está en este curioso pueblo. Un pueblo por el que los siglos apenas han pasado...
Pastrana se fundó en el siglo XIII, precisamente, según dicen, como aldea de repoblación tras la expulsión definitiva de los árabes... Tras alguna que otra artimaña, el Rey Carlos I vende en 1541 la villa de Pastrana a Doña Ana de la Cerda, la condesa de Mélito y viuda de Diego Hurtado de Mendoza y Lemos. Es ésta, la que comienza a construir uno de los mayores atractivos turísticos de este pueblo: el Palacio Ducal. Un palacio que en 1569 llega a las manos de su nieta, hija de su hijo Diego Hurtado de Mendoza y de la Cerda y Catalina de Silva: la famosa Doña Ana de Mendoza y de la Cerda, más conocida como la Princesa de Éboli tras su casamiento con Ruy Gómez de Silva en 1553. Posteriormente la pareja obtiene del Rey Felipe II el título de Duques de Pastrana.
Y es con estos primeros Duques cuando llega la época de máximo esplendor a esta zona de La Alcarria, pues se encargan de hacer grandes obras que aún hoy puedes ver en pie con tus propios ojos. Por ejemplo, en 1569 la duquesa manda llamar a Santa Teresa de Jesús para levantar un convento de Carmelitas Descalzas.
Pero la historia de la Princesa de Éboli termina mal... Por orden del Rey es encerrada en su Palacio Ducal y de allí no saldría hasta el día de su muerte en 1592. Sus restos descansan en la Iglesia de la Colegiata de este mágico pueblo. Pastrana conserva su trazado medieval y esa riqueza que la hizo grande durante el siglo de Oro.
Quizá no te lo creas, pero años ha Guadalajara fue una de los lugares más importantes de España. Bajo los suelos de esta provincia se ocultan restos arqueológicos de la edad de piedra, como los que puedes descubrir en la Cueva de los Casares, situada en el Parque Natural del Alto Tajo al sureste de la provincia, compartiendo terreno con la de Cuenca. Pero también podemos encontrar pedacitos de la historia visigoda como los que guarda con mimo el municipio de Zorita de los Canes. Allí puedes visitar la que un día fue Recópolis, una ciudad visigoda fundada por Leovigildo en el año 578, situado a los pies del río Tajo.
Y no podía faltar un recorrido por la historia del paso de los musulmanes por las tierras de La Alcarria. Este paseo lo puedes dar por el municipio de Campillo de Dueñas donde en una gran roca de la Vega de Zafra se alza el castillo de Zafra.
O por el municipio de Molina de Aragón. Sus campos son las base de uno de los castillos más grandes de la provincia, la fortaleza de Molina de los Caballeros, construida allá por el siglo X. Lugar que daba cobijo a los reyes de esta taifa. Dicen que en él se alojó el Cid cuando fue exiliado de Castilla. Y es que, según la leyenda, el gran Rodrigo Díaz de Vivar también ofreció sus servicios a reyes de taifas, a pesar de convertirse en el 'Héroe cristiano de La Reconquista'. Y otro Rodrigo Díaz de Vivar, Mendoza, marqués de Zenete y conde del Cid en el siglo XV vivió en otro de los castillos de visita obligada, el que se alza en el municipio de Jadraque.
Tierra de la Princesa de Éboli
En 1492 esta Reconquista se da por concluida con la toma de Granada, pero La Alcarria entonces llevaba a sus espaldas unos cuantos años esplendor... Las bases de esta etapa lúcida las pone familia Mendoza, protagonistas en el siglo XIV. Y para comprobar con tus propios ojos este pedacito de historia, no te queda más remedio que visitar el municipio de Pastrana.
Pastrana se fundó en el siglo XIII, precisamente, según dicen, como aldea de repoblación tras la expulsión definitiva de los árabes... Tras alguna que otra artimaña, el Rey Carlos I vende en 1541 la villa de Pastrana a Doña Ana de la Cerda, la condesa de Mélito y viuda de Diego Hurtado de Mendoza y Lemos. Es ésta, la que comienza a construir uno de los mayores atractivos turísticos de este pueblo: el Palacio Ducal. Un palacio que en 1569 llega a las manos de su nieta, hija de su hijo Diego Hurtado de Mendoza y de la Cerda y Catalina de Silva: la famosa Doña Ana de Mendoza y de la Cerda, más conocida como la Princesa de Éboli tras su casamiento con Ruy Gómez de Silva en 1553. Posteriormente la pareja obtiene del Rey Felipe II el título de Duques de Pastrana.
Y es con estos primeros Duques cuando llega la época de máximo esplendor a esta zona de La Alcarria, pues se encargan de hacer grandes obras que aún hoy puedes ver en pie con tus propios ojos. Por ejemplo, en 1569 la duquesa manda llamar a Santa Teresa de Jesús para levantar un convento de Carmelitas Descalzas.
Pero la historia de la Princesa de Éboli termina mal... Por orden del Rey es encerrada en su Palacio Ducal y de allí no saldría hasta el día de su muerte en 1592. Sus restos descansan en la Iglesia de la Colegiata de este mágico pueblo. Pastrana conserva su trazado medieval y esa riqueza que la hizo grande durante el siglo de Oro.
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