Dopaje intelectual con medicinas legales y bebidas energéticas
Un nuevo debate ético se ha abierto en la sociedad, se trata del uso de ciertos medicamentos o sustancias que mejoran el rendimiento intelectual sin incrementar la inteligencia, tal es el caso, por ejemplo, del modafinilo, metilfenidato y el propanolol. Los tres son legales y se venden bajo prescripción médica en casi todos los países.
El uso terapéutico de cada uno está bien definido: el modafinilo es empleado en el tratamiento de la narcolepsia y ayuda a mantener la vigilia; el metilfenidato es utilizado en el tratamiento de niños con hiperactividad y potencia la capacidad de concentración y el propanolol es un betabloqueante utilizado para regular la tensión y el ritmo cardíaco y ayuda a controlar los síntomas de nerviosismo ante presentaciones en público.
Pero están siendo empleados por investigadores, científicos, estudiantes, militares y trabajadores sometidos a fuerte estrés para potenciar sus sentidos y mejorar su rendimiento. Expertos han dado la alerta y piden que se estudie la seguridad y eficacia de su uso, así como que se abra un debate ético en torno al tema. Si se controla el dopaje deportivo, ¿por qué no hacerlo entre los científicos que compiten por conseguir becas o ayudas, o entre los estudiantes finalistas?
Y es que el consumo de estas sustancias no está exento de efectos secundarios como la alteración de la conducta, cambios bruscos de humor, irritabilidad, insomnio, y trastornos paranoides, con ideas delirantes como principal síntoma.
A pesar de lo acelerada que se ha vuelto la vida actual, no debemos perder de vista que lo más importante es vivirla con salud para poderla disfrutar y en ese sentido el mejor consejo es continuar reconociendo la dieta como un elemento básico para optimizar el rendimiento intelectual.
La glucosa, por ejemplo, contenida en carbohidratos, es la principal fuente de energía del sistema nervioso por lo que es recomendable un aporte adecuado si se está efectuando un trabajo intelectual. Las sales minerales también son importantes; hierro, fósforo, magnesio, selenio y zinc.
Existen además otras sustancias como la cafeína, que sin dejar de tener efectos adversos, están probados y estudiados por varias civilizaciones. Su rápida absorción se consigue el máximo nivel en sangre una hora después de consumirla y dura de 2 a 12 horas han convertido el café en el estimulante más utilizado en todo el mundo y el menos dañino. Sus propiedades para reducir el sueño y la fatiga, física y mental, facilitan el aprendizaje y favorecen la concentración. Además de la taza de café, contienen cafeína el té, el chocolate, los refrescos de cola y algunas bebidas energéticas.
El uso terapéutico de cada uno está bien definido: el modafinilo es empleado en el tratamiento de la narcolepsia y ayuda a mantener la vigilia; el metilfenidato es utilizado en el tratamiento de niños con hiperactividad y potencia la capacidad de concentración y el propanolol es un betabloqueante utilizado para regular la tensión y el ritmo cardíaco y ayuda a controlar los síntomas de nerviosismo ante presentaciones en público.
Doping con medicinas legales y bebidas energéticas
Pero están siendo empleados por investigadores, científicos, estudiantes, militares y trabajadores sometidos a fuerte estrés para potenciar sus sentidos y mejorar su rendimiento. Expertos han dado la alerta y piden que se estudie la seguridad y eficacia de su uso, así como que se abra un debate ético en torno al tema. Si se controla el dopaje deportivo, ¿por qué no hacerlo entre los científicos que compiten por conseguir becas o ayudas, o entre los estudiantes finalistas?
Y es que el consumo de estas sustancias no está exento de efectos secundarios como la alteración de la conducta, cambios bruscos de humor, irritabilidad, insomnio, y trastornos paranoides, con ideas delirantes como principal síntoma.
A pesar de lo acelerada que se ha vuelto la vida actual, no debemos perder de vista que lo más importante es vivirla con salud para poderla disfrutar y en ese sentido el mejor consejo es continuar reconociendo la dieta como un elemento básico para optimizar el rendimiento intelectual.
La glucosa, por ejemplo, contenida en carbohidratos, es la principal fuente de energía del sistema nervioso por lo que es recomendable un aporte adecuado si se está efectuando un trabajo intelectual. Las sales minerales también son importantes; hierro, fósforo, magnesio, selenio y zinc.
Existen además otras sustancias como la cafeína, que sin dejar de tener efectos adversos, están probados y estudiados por varias civilizaciones. Su rápida absorción se consigue el máximo nivel en sangre una hora después de consumirla y dura de 2 a 12 horas han convertido el café en el estimulante más utilizado en todo el mundo y el menos dañino. Sus propiedades para reducir el sueño y la fatiga, física y mental, facilitan el aprendizaje y favorecen la concentración. Además de la taza de café, contienen cafeína el té, el chocolate, los refrescos de cola y algunas bebidas energéticas.
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