La importancia del PH vaginal en la higiene íntima
- Mantener un correcto pH vaginal
El pH (potencial de Hidrógeno) de los genitales de la mujer es la defensa que la vagina emplea ante las infecciones y otras de las molestias. Un sistema de protección del cuerpo al que hay que prestar atención y dedicar cuidados específicos.
El pH vaginal es distinto en cada etapa de la vida de la mujer: durante la pre-adolescencia y la menopausia el pH vaginal es neutro; desde la pubertad y hasta la menopausia, durante la edad fértil de la mujer, es más ácido; y en situaciones especiales, como el embarazo, el pH aumenta aún más su acidez.
Tener un pH vaginal equilibrado en cada una de estas etapas es un claro determinante de buena salud y cuando se ve alterado puede favorecer las infecciones y otras patologías. Además, un pH desequilibrado se puede asociar con muchas molestias.
El desequilibrio del pH vaginal puede favorecer la aparición de microorganismos dañinos en la vagina. La disminución de la acidez (pH elevado) en la vagina favorece la aparición de las inflamaciones. El reajuste del pH vaginal resultará beneficioso, tanto en la prevención como si ya han aparecido enfermedades como la vaginitis.
Mantener un correcto pH vaginal
Por ello, al acudir al ginecólogo es importante que este determine el valor del pH vaginal y, si estuviese alterado, proceda a su normalización. Pero también pueden ponerse en marcha algunas medidas de higiene para favorecer la protección y el nivel de pH vaginal:
Lo más importante para mantener un correcto pH es tener una buena higiene personal, que incluye algunas técnicas de limpieza, por ejemplo, la región vaginal debe limpiarse de delante hacia atrás y nunca al revés, separando los labios, para que no se queden sin limpiar las zonas de los pliegues.
Otro peligro es olvidar los tampones vaginales por las noches, algo bastante frecuente y a lo que hay que hay que prestar mucha atención porque puede resultar peligroso. Hay que evitar también las duchas vaginales, que arrastran la flora vaginal normal quedando el mecanismo de defensa natural de la mucosa vaginal con muy disminuido.
Para favorecer la transpiración conviene usar ropa interior permeable y pantalones no excesivamente ajustados, especialmente si son de costuras gruesas (se conoce hace tiempo la vulvitis de los pantalones vaqueros) y, finalmente, acudiendo al ginecólogo en caso de notar flujo, prurito, escozor, sequedad, disuria, dispareunia, etc.
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