Blanqueadores dentales: riesgos y alternativas
Todas deseamos una sonrisa bonita y radiante que sea nuestra seña de identidad, y para conseguirla es fundamental tener una boca sana. Las visitas periódicas al dentista no pueden faltar si queremos evitar las frecuentes enfermedades bucodentales y una correcta higiene bucal mantiene nuestros dientes y encías sanos. Podemos dar un paso más en la búsqueda de la sonrisa perfecta y, por una cuestión puramente estética, recurrir a alguna de las técnicas de blanqueamiento dental.
La necesidad de un blanqueamiento dental
Aunque nuestra boca esté sana, nuestros dientes no tienen ese color blanco inmaculado que estamos deseando conseguir. Los motivos por los que los dientes presentan un color más amarillento son variados y van desde la edad hasta el tabaco pasando por el café, el vino o algunos medicamentos que también pueden manchar nuestros dientes.
Para solucionar este problema de los dientes manchados podemos acudir a un tratamiento blanqueador realizado por profesionales, aunque su precio suele ser muy elevado. La opción más económica es utilizar un gel blanqueador o un blanqueador en tiras, ya que lo podemos hacer nosotras mismas en casa. Estos productos tienen como base el peróxido de hidrógeno, que si bien es el blanqueador dental más eficaz también es el componente básico de muchos desinfectantes caseros.
Los riesgos de los blanqueadores dentales
Las quejas de algunas asociaciones de consumidores se están empezando a oír en contra de los blanqueadores dentales. Piden más estudios para conocer los efectos nocivos de los blanqueadores a largo plazo porque creen que pueden poner en peligro nuestra salud bucal. Y es que cada vez son más las quejas de los usuarios por sufrir sensibilidad dental y también irritación de encías tras el uso de un blanqueador dental.
Como medida de precaución y ante el riesgo añadido de dañar el esmalte dental, la mejor solución es pedir información sobre los blanqueadores dentales a un profesional y hasta que estés segura, puedes empezar por probar las pastas de dientes de efecto blanqueador que son menos agresivas que los tratamientos blanqueadores, aunque también menos eficaces.
Siempre puedes recurrir a los tradicionales remedios caseros para blanquear los dientes, como el bicarbonato sódico. Si mezclas una cucharada de bicarbonato con tu pasta de dientes habitual se potencia el efecto blanqueador, aunque esta preparación no conviene usarla más de tres veces por semana para no dañar el esmalte. Enjuagar la boca dos veces al día con una infusión de salvia o de romero es una técnica de blanqueamiento dental que no conlleva riesgos, así que no perdemos nada por probarla. También podemos cepillar los dientes con una pasta de realización casera a base de sal fina y limón, incluso podemos frotarnos los dientes con una fresa partida por la mitad.
No estamos seguras de que estos remedios caseros sean eficaces como técnicas de blanqueamiento dental, pero al menos podemos asegurar que no dañarán la salud de tus dientes y encías. Así que si al final te decides a comprar un kit de blanqueamiento dental, consulta antes a tu dentista sobre los riesgos que corres.
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