Dejar de fumar, cuestión de supervivencia y responsabilidad
¡Es hora de dejarlo!
Quizás uno de los mayores daños que se hace la mujer conscientemente es el hábito de fumar. Sabido es que el humo del tabaco tiene al menos 250 componentes que clasifican como cancerígenos del primer grupo, y que muchas de esas toxinas permanecen en el aire desde meses hasta años, ya sea en sus estados naturales o adheridos a las partículas de polvo.
Algunos de esos gases, químicos y metales pesados más perjudiciales, son el cianuro, el monóxido de carbono, el arsénico, el plomo, el cromo, el cadmio y el altamente radioactivo polonio-210. Pero la fuerza de la adicción es tan grande que los fabricantes han accedido a colocar en sus etiquetas mensajes de alerta acerca del daño potencial del cigarro y no obstante los fumadores siguen aumentando, así como la incidencia de las enfermedades que tienen entre sus causas el nocivo hábito de fumar.
La fumadora activa y pasiva
El fumador activo o pasivo, corre el riesgo de padecer impotencia, cáncer, enfermedades cardiacas, enfisema, daños buco dentales perjurios que según los últimos estudios pueden llegar a afectar también a los llamados fumadores de tercera generación que son aquellos que están expuestos a las partículas de tabaco que penetran incluso los ambientes en los que no se admite fumar.
Si fumas o alguien lo hace en su presencia, tu ropa, piel y cabello servirá de medio de transporte de esas partículas contaminantes y afectarán a tu bebé, niños o cualquier persona adulta que entre en contacto contigo y que son los llamados fumadores de tercera generación. Los niños y adolescentes son especialmente susceptibles ya que su ritmo respiratorio es más rápido que el de los adultos, e inhalarán mayor cantidad de partículas en menos tiempo.
Es cierto que el círculo se cierra cada vez más sobre los fumadores, que cargan con un vicio perjudicial, y también con la culpa de esparcir partículas dañinas en su entorno más cercano. Se necesita valor para dejarlo y también una alta dosis de responsabilidad para con el mundo.
Varios son los remedios, pero en todos los casos es esencial la fuerza de voluntad. De poco sirven los parches de nicotina, las ámpula subcutáneas, las sesiones de psicoterapia si no estás convencida de que debe y puede dejar de fumar. Es un asunto de sobrevivencia y también de calidad de vida.
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