Cáncer de mama, un mal curable
Te enseñamos cómo detectar precozmente esta enfermedad con un sencillo autoexamen
Aunque popularmente el cáncer se ha acuñado como una larga y penosa enfermedad, no siempre esta dolencia conduce a la muerte. En éste, como en muchos otros casos, la precocidad del diagnóstico resulta clave para el éxito del tratamiento.
La probabilidad de padecer cáncer de mama
En el caso de las mujeres es obviamente mayor la probabilidad de padecer cáncer de mama, pero se ha verificado que este tiene factores de riesgo entre los que se reconocen los de tipo genéticos y hereditarios, la obesidad, la edad (aumenta la probabilidad a medida que envejecemos), la nuliparidad (mujeres que no han tenido hijos) y los tratamientos con estrógenos cuando se extienden por diez años o más.
Pero más allá de ponerse ahora a pensar cuáles son los que coinciden en su persona y cuáles no, lo importante es mantenerse alerta y una semana después de cada menstruación, o una vez al mes si ya entró en la menopausia, realizarse el sencillo autoexamen de mamas que le permitirá conocerse al dedillo cada parte de sus senos y así detectar precozmente la falta de correspondencia en forma y tamaño, modificaciones de la piel, manchas rojas (eritema), nódulos o bultos anormales dentro del tejido mamario, inflamación de ganglios, descargas anormales por el pezón o reducción de su volumen.
Autoexamen es recomendable
En realidad, el autoexamen es recomendable desde que la mama comienza a desarrollarse. Después de los 30 años de edad no está de más consultar a un especialista anualmente, y a partir de los 50 y hasta los 64 se recomienda la realización cada dos años de una una mamografía, que es el examen de mayor impacto en la reducción de la mortalidad por cáncer de mama, pues logra la identificación de lesiones mínimas, cuando aún no son palpables incluso por los especialistas.
En caso de un diagnóstico positivo el tratamiento indicado suele ser el mismo que en otros tipos de cáncer, es decir la quimioterapia, la radioterapia, la hormonoterapia y la cirugía que cada día promueve más las técnicas en las que se conserva todo el tejido mamario que no ha sido infectado y con ello se reduce uno de los perjuicios psicológicos que ocasionaba la extirpación total de la mama.
Para realizarse el autoexamen de mama debe colocarse con el torso desnudo frente a un espejo. Con una mano tóquese la nuca, de manera que el seno le quede totalmente expuesto, y con la yema de los dedos de la mano contraria comience a explorar la mama que previa e imaginariamente ha dividido en cuadrantes. Comience tocando en la parte exterior del seno, los ganglios axilares y, poco a poco, vaya desplazándose hacia la aureola y luego al pezón. Repita esta acción en cada cuadrante y luego con movimientos circulares por todo el pecho.
Cambie de postura y repita todo el proceder en la otra mama. Finalmente quede de frente al espejo y confirme que no haya cambios de volumen o coloración, ni secreciones extrañas en el pezón. Disponga de 10 minutos cada mes para esta rutina y con ella garantizará la detección a tiempo de un mal que no tiene por qué ser largo y penoso.
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