La vagancia, tan letal como el tabaco: evita el sedentarismo
A veces nos dejamos vencer por la vagancia y nos tendemos horas y horas en el sofá dejando que la pereza se instale en nosotros. No es malo pasar una tarde perezosamente tirados en el sofá o en la cama; el cuerpo será quien finalmente nos diga cuándo debemos parar del ritmo frenético del día a día. Los peligros para la salud vienen del hábito del sedentarismo, cuando convertimos en rutina la inactividad física.
Peligros del sedentarismo
Los datos son contundentes. El sedentarismo provoca 5,3 millones de muertes al año, un dato que acerca la inactividad física a los peligros de otro de los grandes males de nuestra sociedad: el tabaquismo. El problema es que desde las Administraciones no se han tomado las medidas oportunas de advertencia e información a la población. Un gran número de enfermedades cardiovasculares, algunos casos de diabetes y otros más de cáncer pueden derivar de un estilo de vida sedentario.
Pero ¿qué se considera un estilo de vida sedentario? La Organización Mundial de la Salud establece un mínimo de 30 minutos diarios de actividad física moderada para pasar el umbral de una vida sedentaria a un estilo de vida saludable. Y alerta de que un 60 % de la población está sufriendo los riesgos derivados del sedentarismo.
Por si las enfermedades cardiovasculares no fueran un motivo suficiente para cambiar nuestros hábitos sedentarios, pueden añadirse otros peligros como la obesidad, el debilitamiento de la estructura ósea y un cansancio permanente que puede derivar en estados depresivos.
Cómo salir de la inactividad física
A pesar de estos datos, mucha gente no se resiste a salir de su pasividad sin tener en cuenta que el cuerpo es un organismo con memoria y que lo que le demos hoy será lo que recibiremos mañana. Nuestra calidad de vida en el futuro depende en gran medida de nuestros hábitos del presente, así que piénsatelo dos veces antes de acomodarte en el sofá al llegar de trabajar. El cansancio no es una excusa, porque la mayoría de las veces que estamos cansados se debe a una falta de actividad física.
Media hora al día no supone tanto esfuerzo, no se trata de adentrarse en el deporte de la alta competición. Un paseo por el parque cada día a última hora de la tarde te ayudará también a combatir el insomnio. O quítale el polvo a la bicicleta y recorre la ciudad pedaleando, verás cómo enseguida no podrás despegarte de tu bicicleta.
Si estás muy ajustada de tiempo, lo ideal es compaginar el ejercicio físico con otra actividad, como ir andando al trabajo en lugar de coger el coche. Y dedica los fines de semana a reencontrarte con la naturaleza y con tu propio cuerpo. Un picnic en un campo cercano seguido de un largo paseo con los tuyos te hará sentir mucho más enérgica y empezar la semana con más fuerza y de mejor humor.
Nunca es tarde para empezar a educar nuestro cuerpo y acostumbrarle al ejercicio físico, porque lo fundamental es mantenerse activa.
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