Reuma: efectos positivos del verano y recomendaciones
Son muchos los beneficios que el verano ejerce sobre los pacientes con enfermedades reumáticas, un mal que afecta a 1 de cada 4 personas en España. Según la Sociedad Española de Reumatología, el verano incide favorablemente sobre los pacientes con osteoporosis y sobre las contracturas musculares. ¿Quieres saber por qué?
Las enfermedades reumáticas en verano
El verano suele ser una estación meteorológicamente más estable, sin variaciones bruscas de la presión atmosférica. Esto hace que las personas afectadas por algunas de las 250 patologías reumáticas tengan menos crisis y menos dolor.
También es beneficioso el efecto del sol, que favorece la capacidad de sintetizar la vitamina D. No hay que olvidar que la vitamina D es fundamental para mejorar el estado de huesos y músculos. Por eso en verano, se reducen las fracturas en ancianos y mejora considerablemente el estado de salud de los afectados por osteoporosis.
El calor es otro de los factores clave en la mejora de los síntomas de estas enfermedades, ya que dilata los vasos sanguíneos por lo que ciertas patologías reumáticas, dolores, inflamaciones y contracturas mejoran en esta época del año.
Aunque la mayoría de las enfermedades reumáticas presentan una mejoría en verano, son los pacientes con lupus eritematoso sistémico los que tienen que tener más cuidado en la época estival. Las radiaciones solares también pueden activar algún brote y provocar reacciones como erupciones cutáneas, fiebre, fatiga o dolor articular. Por eso es muy importante que estos afectados eviten tomar el sol.
Viajar con reuma
Debido a la dificultad de movimientos y al dolor que en ocasiones presentan las distintas enfermedades reumáticas, los enfermos pueden sufrir determinados problemas durante sus viajes vacacionales. Desde la Sociedad Española de Reumatología orientan sobre las recomendaciones a seguir para que los enfermos puedan reducir los inconvenientes del viaje.
Para un enfermo reumático es fundamental planificar el viaje al máximo, ya que caminar mucho, llevar maletas, utilizar transportes incómodos, etc., puede empeorar sus síntomas.
Sería conveniente que el paciente avise de su enfermedad a la agencia de viajes o a la compañía de transporte para que puedan proporcionarle las comodidades necesarias. Un truco es evitar los días y las horas punta y escoger vuelos directos los días que viaje menos gente. Llevar los medicamentos a mano y un informe de su situación por si hay que acudir a otro médico es fundamental.
Es mejor no excederse con el equipaje por la dificultad que supone su transporte, pero en él no debe faltar la ropa ancha ni el calzado cómodo.
Durante el viaje y en las paradas, si las hay, es importante realizar los ejercicios de estiramiento recomendados para evitar el dolor en las articulaciones.
Lo más importante a la hora de viajar es que la persona afectada por una enfermedad reumática sea consiente de sus limitaciones y planifique un viaje acorde a sus capacidades físicas. Y no está de más que antes de decidir el destino consulte con su médico si requiere de una dieta especial, o si el clima al que va puede resultarle perjudicial.
Una vez planificado todo, también es el turno de disfrutar a lo grande de un merecido descanso.
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