Mascarillas para evitar el contagio, ¿psicosis o necesidad?
Las mascarillas protectoras son una herramienta habitual en hospitales y centros sanitarios. Se utilizas básicamente para evitar la propagación de una enfermedad contagiosa, la acción de agentes tóxicos o alergénicos en el organismo o en ambientes donde son imprescindibles condiciones de asepsia, como quirófanos o laboratorios.
En muchas ocasiones también nos encontramos con personas que la utilizan de forma habitual, en viajes a otros países o en épocas del año relacionadas con el aumento de la incidencia de ciertas patologías, como la gripe en invierno. Pero, ¿es correcto este uso?
Tipos de mascarillas protectoras
Existen diferentes tipos de mascarillas y, aunque a simple vista puedan resultar similares, en realidad son muy diferentes dependiendo de su función. El Consejo de Enfermería de la Comunidad Valenciana diferencia entre las mascarillas quirúrgicas o de higiene y las mascarillas de protección o respiradores.
Las primeras actúan para evitar que los microorganismos y patógenos salgan de la persona portadora, mientras que las segundas impiden que los agentes biológicos del medio sean inhalados por la persona. Este último es el que causa controversia sobre un uso inadecuado.
Cuándo se deben usar mascarillas
Según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), el uso general de las mascarillas fuera del ámbito del cuidado sanitario no está recomendado y es preferible llevar a cabo otros protocolos.
En el caso de enfermedades víricas de transmisión aérea, una gripe por ejemplo, la persona afectada puede transmitir el virus un día antes de que aparezcan los síntomas y hasta cinco días después. Por ese motivo la CDC reconoce que el uso de mascarillas selectivas no protegen a la comunidad del riesgo de contagio.
Los expertos recomiendan seguir protocolos de higiene por parte del enfermo en presencia de otra persona, como cubrirse la boca al toser, lavarse las manos con jabones con base alcohólica o utilizar pañuelos desechables. Para aquellos sectores con un mayor riesgo de contagio, como es el caso de ancianos y niños durante una epidemias de gripe, se aconseja la vacunación.
Alergias y contaminación
La contaminación atmosférica en las ciudades es otra de las causas que lleva a muchos ciudadanos a utilizar mascarillas protectoras. Sin embargo, la Sociedad Española de Neumología no recomienda su uso de forma general porque la mayoría no filtra las partículas más pequeñas.
En el caso de las alergias al polen en primavera, algunas empresas farmacéuticas han desarrollado mascarillas especiales para evitar su inhalación, pero la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica no incluye su uso en su lista de recomendaciones para alérgicos.
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