Hernia discal: ¿en qué consiste el problema de salud del Rey?
La hernia discal o de disco es una patología que afecta a la columna vertebral y que tiene consecuencias importantes para la calidad de vida de la persona afectada.
En realidad, las hernias discales se producen por un desgaste o una lesión en los discos amortiguadores que separan las vértebras y que permiten la movilidad de la columna vertebral. Este disco herniado comprime la raíz de los nervios de la zona causando dolor.
Suelen ser más comunes en la zona lumbar y cervical y menos en la dorsal. En el caso de las hernias de disco lumbares, son mucho más frecuentes en menores de 50 años y pueden llegar a causar una incapacidad laboral.
Síntomas y diagnosis de la hernia discal
El síntoma más común de la hernia de disco es la aparición de una lumbalgia (dolor en la zona lumbar), acompañado por una ciática, cuando el dolor se extiende por la pierna. Las molestias se agudizan al toser o al estornudar. También es común que surja una parestesia, hormigueo en las extremidades.
En el caso de la hernia cervical, los síntomas aparecen como un dolor cervical que se irradia hacia el hombro y el brazo. Puede acompañarse por espasmos y debilidad muscular.
Según Bartolomé Bejarano Herruzo, especialista en neurocirugía por el Hospital de La Paz de Madrid, los síntomas anteriores prevén la existencia de esta molesta patología. Es imprescindible realizar una exploración física y acompañada por radiografías, una resonancia magnética o un escáner de la zona.
Tratamiento de la hernia discal
Las molestias que causan las hernias de disco, sobre todo en situaciones que incapacitan para el trabajo, pueden tratarse de diferentes formas, incluso, en última instancia, con cirugía.
La mayoría de los afectados mitiga los dolores gracias a tratamientos conservadores, que incluyen el uso de fármacos analgésicos, antinflamatorios, sesiones de fisioterapia y quiropráctica y ejercicio físico recomendado.
La cirugía solo es necesaria en el 5% de los casos, según explica el doctor Bejarano, y normalmente en situaciones de urgencia o cuando el paciente no mejora después de entre 6 y 8 semanas de terapia conservadora. Hay dos tipos de intervención, la discectomía, que incluye extirpar el disco herniado, y la fusión vertebral con tonillos y placas, que elimina el dolor lumbar en un 60-80%. En algunas ocasiones, la fusión vertebral puede sustituirse por el uso de prótesis artificiales del disco dañado, para mantener el movimiento y la flexibilidad de la zona.
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