Alergia al polen y alergia a alimentos: síntomas y precauciones
Con la llegada de la primavera arriban sin duda muchas cosas muy positivas para todas nosotras, desde los días más largos y por lo tanto más horas de disfrute una vez terminada la jornada de trabajo, pasando por un mejor clima, lo que sin duda redunda en un mejor humor, hasta frutas y verduras típicas de esta temporada, que nos proporcionan las vitaminas que en ocasiones pueden aliviar, por ejemplo, una posible astenia primaveral.
No obstante, no todo es oro lo que reluce, y así como el invierno, que dejamos atrás alegremente, nos afecta con sus bajas temperaturas y, a consecuencia, con las temidas gripes, la primavera trae consigo las cada vez más comunes alergias.
Alergia al polen
Sin duda, la primera que nos viene a la cabeza y la más usual es la alergia a los pólenes, pues es en esta época cuando los árboles y en general las plantas, tanto en la ciudad como en el campo, florecen, con las nefastas consecuencias que conllevan para millones de personas en el mundo. Este tipo de alergia es especialmente molesto, pues el tracto respiratorio, desde las fosas nasales hasta los bronquios se ve afectado. Mucosidad, picores y dificultad para respirar son los síntomas más comunes.
Es necesario consultar al médico de cabecera para poder conocer el alcance de la alergia, pero en casa podemos realizar un sinfín de cosas para estar listos. Lo primero y más importante es estar bien preparado incluso antes de que lleguen los meses primaverales, por lo que es esencial que durante el invierno nos alimentemos de forma sana y consumamos verduras y frutas, y sobre todo cítricos, para lograr tener un sistema inmunitario fuerte, capaz de rechazar las posibles amenazas.
Mantener el tracto respiratorio limpio es otra de las precauciones que ayudan a combatir las alergias al polen: los baños con agua de mar, que venden esterilizada en las farmacias, son una buena opción. Asimismo, mantener la casa limpia es esencial: aspirar mejor que barrer siempre es más adecuado pues de esta forma se elimina de forma más eficaz el polvo, que contiene polen entre otras sustancias.
Alergia a alimentos
Otras de las alergias más comunes son aquellas que se deben a la intolerancia a algún alimento. Éstas suelen ser más peligrosas que las anteriores y se suelen desarrollar en la infancia. Huevos, leche, cacahuetes y nueces, marisco, soja y trigo son los alimentos que más alergias causan.
Los síntomas más comunes son urticaria, dificultad para respirar, hinchazón de boca, nariz y ojos y voz ronca. No obstante, si una vez detectada la alergia por un especialista el niño no la consume durante los primeros cinco años de su vida, la alergia tiende a desaparecer sin ningún tratamiento más.
Las alergias que perduran en el adulto se deben en la mayoría de los casos a los frutos secos (en mayor medida cacahuetes y nueces) y el pescado (en el que deben incluir los mariscos). Los síntomas suelen ser los mismos descritos anteriormente, aunque las complicaciones en el tracto respiratorio son más severas.
Si se sospecha tanto una alergia al polen como una a algún alimento se debe consultar lo antes posible con un especialista, que nos indicará qué medidas adoptar en cada caso. No hay una cura definitiva en ningún caso, pero tanto las vacunas como las medidas preventivas suelen ser los mejores paliativos.
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