20 minutos de siesta alargan la vida
La siesta siempre ha estado asociada a la pereza y la holgazanería, pero nada más lejos de la realidad, esta costumbre española ha conseguido traspasar las fronteras y conquistar a un gran porcentaje de la población europea. Según algunos estudios, el 25% de los alemanes y el 16% de los italianos practican este sano hábito.
Los expertos recomiendan una siesta de 20 minutos después de comer para conseguir un mejor rendimiento en las actividades de la tarde. Nada de ponerse el pijama y acostarse en la cama, sino que lo aconsejable es tumbarse en el sofá, en un lugar tranquilo y cómodo. Con este simple gesto, la siesta se presenta como el mejor medicamento natural con el que contamos, ya que proporciona numerosos beneficios para la salud.
Según algunos estudios está demostrado que la práctica regular de la siesta ayuda a reducir el estrés y previene la posibilidad de sufrir enfermedades cardiovasculares. Además, gracias a esta costumbre también se facilitan los procesos de aprendizaje, aumenta la capacidad creativa, de razonamiento y de atención, tanto que algunos profesionales piensan que incorporar la siesta en las empresas sería favorable para aumentar o mejorar la productividad.
Añadir 20 ó 30 minutos de sueño a las 8 horas de la noche, ayuda a mantener ágil la memoria durante la tarde y la noche, alivia tensiones, despeja la mente y elimina la fatiga física y mental. Las personas que se despiertan de la siesta sienten una sensación de bienestar, al mismo tiempo que están combatiendo los radicales libres, y previniendo así el envejecimiento.
Sólo hay que mirar nuestra cara cuando nos echamos la siesta y darnos cuenta de que refleja luminosidad, frescor y optimismo. Después de ese rato de sueño, se vuelven a cargar las pilas para enfrentarse al resto del día.
Los expertos recomiendan una siesta de 20 minutos después de comer para conseguir un mejor rendimiento en las actividades de la tarde. Nada de ponerse el pijama y acostarse en la cama, sino que lo aconsejable es tumbarse en el sofá, en un lugar tranquilo y cómodo. Con este simple gesto, la siesta se presenta como el mejor medicamento natural con el que contamos, ya que proporciona numerosos beneficios para la salud.
Ganar en salud
Según algunos estudios está demostrado que la práctica regular de la siesta ayuda a reducir el estrés y previene la posibilidad de sufrir enfermedades cardiovasculares. Además, gracias a esta costumbre también se facilitan los procesos de aprendizaje, aumenta la capacidad creativa, de razonamiento y de atención, tanto que algunos profesionales piensan que incorporar la siesta en las empresas sería favorable para aumentar o mejorar la productividad.
Añadir 20 ó 30 minutos de sueño a las 8 horas de la noche, ayuda a mantener ágil la memoria durante la tarde y la noche, alivia tensiones, despeja la mente y elimina la fatiga física y mental. Las personas que se despiertan de la siesta sienten una sensación de bienestar, al mismo tiempo que están combatiendo los radicales libres, y previniendo así el envejecimiento.
Sólo hay que mirar nuestra cara cuando nos echamos la siesta y darnos cuenta de que refleja luminosidad, frescor y optimismo. Después de ese rato de sueño, se vuelven a cargar las pilas para enfrentarse al resto del día.
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