Me da vergüenza ir al dentista: técnicas útiles para superar la timidez

¿Qué hacer si evitas ir al dentista por vergüenza?

Laura Ruiz Mitjana, Psicóloga
En este artículo
  1. ¿Por qué siento vergüenza al ir al dentista?
  2. Cómo afecta la vergüenza a nuestra salud dental
  3. Consejos para gestionar la vergüenza al ir al dentista
  4. 3 ejercicios prácticos para superar la vergüenza al ir al dentista

"¿Qué pensará de mis dientes?" La vergüenza de ir al dentista es una sensación más común de lo que imaginas, aunque rara vez se hable de ello abiertamente. Se mezcla con un cóctel de inseguridad, miedo al juicio y hasta culpa por haber descuidado nuestra salud bucal. Si alguna vez te has sentido así, primero, respira hondo: no eres el único al que le pasa.

En Diario Femenino te ayudamos con algunas técnicas útiles para superar la timidez ofreciéndote estrategias prácticas para enfrentarla y para comprender el origen de esta emoción. Porque superar esta barrera es posible, sin necesidad de cargar con el peso de la vergüenza. Vamos a desentrañar este tema desde diferentes puntos de vista.

¿Por qué siento vergüenza al ir al dentista?

La vergüenza no surge de la nada. Es una emoción que responde a una percepción de juicio externo o incluso interno. Una de las causas más comunes es el temor a que el dentista critique nuestra higiene bucal: "Seguro que me va a decir que no me paso el hilo dental", "¿Y si me regaña porque tengo caries?", "Pensará que soy un desastre".

Estos pensamientos suelen ser automáticos y, aunque exagerados, afectan mucho nuestra autoestima. Por otro lado, vivimos en una sociedad donde la estética tiene un peso desmesurado. Las sonrisas perfectas de revistas y redes sociales pueden hacernos creer que nuestros dientes "no están a la altura" o incluso, que tenemos una dentadura "horrible". 

Esto genera un sentimiento de insuficiencia y vergüenza, al temer no cumplir con esos estándares irreales. Además, para muchas personas, la visita al dentista puede ser una experiencia vulnerable. No es fácil abrir la boca y exponer algo tan íntimo como nuestros dientes, especialmente si hay problemas visibles. Todo esto se intensifica si hemos tenido experiencias previas negativas, como un dentista crítico o poco empático.

Cómo afecta la vergüenza a nuestra salud dental

La vergüenza tiene un efecto paralizante. Al evitar la visita al dentista, los problemas dentales no desaparecen; de hecho, empeoran. Lo que podría haberse solucionado con una limpieza se convierte en una caries; lo que era una caries se convierte en un tratamiento de conducto, y así sucesivamente.

Esta espiral lógicamente afecta a nuestra salud física y nuestra confianza. Sentir que no estamos cuidando algo tan visible como nuestra sonrisa refuerza el ciclo de vergüenza y procrastinación. Además, hay un impacto emocional innegable.

La vergüenza mantenida en el tiempo puede derivar en ansiedad, incluso en evitación social: ¿cuántas veces has evitado sonreír en una foto por no querer mostrar tus dientes? Es un impacto mucho más profundo de lo que solemos reconocer.

Consejos para gestionar la vergüenza al ir al dentista

Entonces, ¿qué podemos hacer? Hay algunas estrategias que pueden ayudarte:

1 Cambia la narrativa interna

El primer paso para superar la vergüenza es cambiar cómo te hablas a ti mismo. La autocrítica suele ser nuestra primera respuesta: "Soy un desastre por haber dejado esto tanto tiempo". Pero, ¿y si te hablaras como hablarías a un amigo?

Podrías decirte: "Es normal que esto me cueste, pero estoy dando un paso para cuidarme". Practicar la autocompasión puede parecer extraño al principio, sobre todo si no estamos acostumbrados, pero nos puede ayudar mucho a empezar a desmontar la vergüenza.

2 Encuentra al dentista adecuado

No todos los dentistas son iguales, y encontrar uno que sea empático y comprensivo al menos nos ayudará a reducir los niveles de ansiedad. Busca clínicas que ofrezcan un enfoque humanizado o especializado en pacientes con ansiedad, pregunta, infórmate.

Puedes leer reseñas, preguntar a conocidos o incluso llamar para explicar tus preocupaciones antes de la cita. Por ejemplo: "hace mucho que no voy al dentista y me siento nervioso. ¿Están acostumbrados a tratar con pacientes así?”. Escuchar una respuesta tranquilizadora puede aliviar parte de tu carga emocional antes de la consulta"

3 La preparación mental

Antes de la cita, dedica un momento a reflexionar sobre tus temores y desmóntalos uno por uno. Si te preocupa el juicio del dentista, recuerda que ellos han visto todo tipo de casos, desde dientes perfectamente cuidados hasta problemas complejos. Su trabajo no es juzgarte, sino ayudarte. También puedes practicar técnicas de relajación como respiración profunda o mindfulness para calmar los nervios previos.

4 Habla abiertamente con el dentista

Este paso puede ser el más difícil, pero también el más liberador. Al inicio de tu cita, comparte cómo te sientes: "me da un poco de vergüenza estar aquí porque hace mucho que no vengo". La mayoría de los dentistas están entrenados para responder con empatía y te ayudarán a sentirte más cómodo. Romper el hielo de esta manera te hará sentir que no tienes que cargar con el peso de la vergüenza en silencio.

5 Divide la experiencia en pasos manejables

A veces, la idea de una cita completa puede resultar abrumadora. En lugar de verlo como un todo, divídelo en pequeños pasos: llamar para pedir la cita, presentarte en la clínica, sentarte en la sala de espera, hablar con el dentista… Refuérzate por cada uno de estos logros para ganar poco a poco confianza. Por ejemplo, después de pedir la cita, podrías premiarte con algo que te guste, como un café o una actividad relajante.

3 ejercicios prácticos para superar la vergüenza al ir al dentista

¿Cómo gestionar la visita si sentimos mucha vergüenza? Algunos ejemplos de cosas que puedes hacer:

1 Escribe tus miedos en un papel. Anota todo lo que te preocupa, desde el juicio del dentista hasta el posible dolor. Luego, escribe al lado una respuesta racional para cada uno, como "el dentista está para ayudarme, no para criticarme" o, por ejemplo, "hoy en día los tratamientos son casi indoloros gracias a la anestesia".

2 Haz una lista de preguntas. Llegar con una lista de dudas te ayudará a sentirte más preparado y en control. Por ejemplo: "¿Qué puedo hacer para mejorar mi higiene dental?" o "¿Cuánto tiempo durará este tratamiento?".

3 Lleva música relajante. Si te lo permiten, puedes escuchar música con auriculares durante el tratamiento. Esto puede ayudarte a distraerte y a reducir el ruido del instrumental dental, que a menudo aumenta la ansiedad.

¿Y si todavía siento vergüenza a la hora de ir al dentista?

En realidad, superar la vergüenza de ir al dentista no es solo cuestión de salud bucal; es un acto de cuidado hacia ti mismo. Es decirte: "merezco atención, merezco cuidarme". Es enfrentarte a una parte de ti que te incomoda y decidir que no quieres que la vergüenza dicte tus decisiones. 

Piensa en esto: ¿cómo te sentirás cuando salgas de la consulta? Más ligero, más tranquilo, más en paz contigo mismo… Esa sensación de alivio y orgullo es un recordatorio de que puedes enfrentar esta situación, aunque cueste.

Pero, si todavía sientes esa vergüenza a pesar de leer todo lo anterior, recuerda que es algo normal. Si la vergüenza es muy intensa, considera hablar con un psicólogo. Las terapias basadas en la aceptación y el compromiso (ACT) o la terapia cognitivo-conductual (TCC), por ejemplo, pueden ayudarte a desentrañar las raíces de esta emoción y a desarrollar herramientas para gestionarla.

Y recuerda que, ir al dentista sintiendo vergüenza puede parecer una montaña, pero cada pequeño paso que das hacia esa cita es una victoria. Y aquí no se trata de hacerlo perfecto, sino de intentarlo, de cuidarte y de priorizarte. La vergüenza no tiene por qué definirte ni frenarte. Piensa en el alivio que sentirás cuando finalmente cruces esa puerta. ¡Te lo mereces!

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