Terapia de Reminiscencia: acudir al pasado para sanar el presente
La mejor terapia psicológica para personas de tercera edad
- Qué es la Terapia de Reminiscencia
- A quién va dirigida la Terapia de Reminiscencia
- Cómo funciona la Terapia de Reminiscencia
- Beneficios de la Terapia de Reminiscencia
Si en muchas ocasiones advertimos de la importancia de vivir el presente y de no dejar que nos influya el pasado, hay algunas situaciones en las que conviene mirar atrás. La Terapia de Reminiscencia trabaja precisamente con el pasado para mantener vivos los recuerdos y esas experiencias vividas que pueden recordarnos quiénes somos. Tal vez ahora no lo veas claro, pero si te decimos que esta terapia es de gran ayuda en los centros de mayores y para las personas de la tercera edad, seguro que cobra más sentido.
Qué es la Terapia de Reminiscencia
La Terapia de Reminiscencia es una técnica que evoca recuerdos y experiencias del pasado para conectarlas con el presente. A través de los recuerdos se promueve la capacidad de autorreconocimiento y se fortalece la propia identidad. Esta terapia se basa en los trabajos realizados en los años 60 por el psiquiatra y geriatra Robert Butler que propuso la teoría de que la revisión de la vida ayuda a superar con positividad las diferentes etapas vitales.
Entre los objetivos de la Terapia de Reminiscencia se encuentran estimular las funciones cognitivas y mejorar la comunicación y las habilidades sociales. Pretende recuperar la memoria episódica autobiográfica y, con ello, mejorar el estado emocional del paciente.
¿Es positivo revivir el pasado cuando estamos cansados de escuchar una y otra vez que el pasado no nos define, que debemos vivir el presente? Pues resulta que algunas personas necesitan de su pasado y de sus recuerdos para poder mejorar su calidad de vida actual.
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A quién va dirigida la Terapia de Reminiscencia
Esas personas que necesitan aferrarse a los recuerdos para recuperar su propia identidad son las personas mayores. La tercera edad es un colectivo muchas veces olvidado pero no deja de ser una piedra angular de nuestra sociedad y, como todos, necesitan ayuda psicológica para resolver algunos problemas o para mejorar su calidad de vida.
La Terapia de Reminiscencia está especialmente indicada para los casos de demencia, Alzheimer o para retrasar el deterioro cognitivo propio del paso de los años. Hay grados, por supuesto, y la terapia deberá adaptarse a las capacidades del paciente. Pero en cualquier caso se trata de una técnica que puede empezar con un profesional y que podemos mantener en casa para cuidar de nuestros mayores.
Cómo funciona la Terapia de Reminiscencia
Con esta terapia se trata de ayudar a la persona que lo necesita a recuperar sus recuerdos y vivencias personales. Las técnicas son variadas pero también muy sencillas, dependiendo claro está, del grado de deterioro cognitivo que haya. El terapeuta busca lo que se llama un elemento desencadenante que evoque recuerdos o sensaciones y cualquier cosa nos puede servir.
Son muy útiles las fotografías, por ejemplo. Fotografías antiguas de la infancia del paciente, de familiares o incluso de lugares que han sido importantes. Se pueden hacer collages o mesas de recuerdos con muchas más cosas que las fotos. Objetos del pasado, algo comprado en un viaje importante, los regalos de la boda o incluso un certificado de estudios.
Los objetos son importantes, pero también los olores, que pueden llevar a cualquier persona a su infancia o a su lugar favorito en el mundo. Olores que pueden llegar en forma de un perfume habitual o acompañados de sabores con las recetas tradicionales familiares, por ejemplo.
Y no nos olvidamos del sentido del oído, que aquí de lo que se trata es de reactivar no solo la memoria, sino de conmover, de sentir. La música se utiliza en infinidad de terapias de todo tipo y una simple canción puede ayudar a una persona a recordar quién es y a revivir parte de su pasado. Canciones significativas para esa persona, pero también se pueden utilizar otro tipo de sonidos, como las campanas de la iglesia o el silbato del tren.
No solo funcionan los recuerdos personales, también sirven los de la época a rememorar en general. Para esto puede servir desde noticias de periódicos antiguos hasta grabaciones de radio. Imágenes en las que se ve a personas vestidas al uso o del lugar de vacaciones aunque el paciente no aparezca en ellas. Fiestas, utensilios, usos y costumbres, una especie de museo etnográfico totalmente personalizado para evocar la vida de una persona.
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Beneficios de la Terapia de Reminiscencia
Los beneficios de la Terapia de Reminiscencia se observan enseguida. Es cierto que algunas enfermedades son degenerativas y todavía no se pueden frenar, pero sí se puede retrasar su efecto. Recordar la propia identidad, saber quién es a través de los recuerdos es el beneficio principal de esta terapia, pero tiene otros muchos.
Los recuerdos autobiográficos dan sentido de continuidad a su vida, pero es necesario también saber gestionar esos recuerdos, que pueden ser tanto positivos como negativos. Lo más importante es que sean significativos y que el terapeuta ayude a esa persona a interpretar los recuerdos del pasado y darles un lugar en su presente.
Es innegable el beneficio de la compañía para las personas mayores, aquejadas muchas veces de ese mal tan extendido como es la soledad. Pero es que con la Terapia de Reminiscencia también se mejora la capacidad de expresión, la comunicación y las habilidades sociales. Al fin y al cabo, lo que se busca al mostrar una fotografía o un objeto es que el paciente hable de lo que ese recuerdo significa para él.
Mejorar la autoestima es otro de los beneficios de esta terapia que ayuda a las personas mayores a recordar sus logros. También es importante el factor de aceptación que se logra mediante los recuerdos. Envejecer a veces conlleva un deterioro de las funciones cognitivas, pero también hay que aprender a ver las ventajas de una larga vida.
Si la Terapia de Reminiscencia se realiza de forma colectiva (no siempre tiene que hacerse individual) se refuerza el sentimiento de pertenencia a un grupo. Compartir las experiencias vividas en el pasado por un grupo de personas de edad parecida favorece el compañerismo y reduce el aislamiento social al que muchas veces se ven sometidas las personas de la tercera edad.
¿Y por qué no compartir sus recuerdos para ayudar a los más jóvenes? Ya se han comprobado los beneficios de que jóvenes y mayores compartan su tiempo. Los jóvenes se enriquecen, aprenden y promueven su capacidad de compromiso mientras que los mayores se sienten más útiles al ser escuchados y tenidos en cuenta. Los programas intergeneracionales son un éxito a la hora de aumentar el bienestar emocional de ambos grupos.
La Terapia de Reminiscencia es una de las terapias más interesantes para nuestros mayores y aunque en principio tiene que realizarla un profesional, no estaría mal incorporarla a las actividades en familia. Ganamos todos.
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