Me da vergüenza hablar con mi psicólogo: claves para vencer la timidez

Estrategias que te pueden ayudar a superar la timidez en las sesiones de terapia

Laura Ruiz Mitjana, Psicóloga
En este artículo
  1. Causas comunes de la vergüenza al hablar con un psicólogo
  2. 7 estrategias útiles para vencer la vergüenza a la hora de hablar con un psicólogo/a
  3. Cultivar la seguridad e ir recorriendo el camino de la apertura, la clave para superar la timidez

Dar el paso de ir al psicólogo ya tiene mérito de por sí; es un acto valiente al que muchas veces hemos llegado después de un largo recorrido lleno de dudas, miedos, vergüenza… Sin embargo, el camino no termina aquí; ahora toca empezar las sesiones e ir abriéndonos poco a poco. Y esto tampoco es fácil.

Seguramente, y más si eres una persona tímida, habrá cosas que te dé vergüenza hablar con tu terapeuta, sobre todo al principio, y es bastante habitual. Pero también recuerda que el objetivo de la terapia es trabajar aspectos que tu terapeuta no podrá conocer si no le hablas de ellos. Lógicamente, él o ella tiene el deber de crear ese entorno seguro y confiable para que te abras, porque sino, es lógico que tú te sientas cohibido.

Abrir el mundo emocional de cada uno es abrir la puerta a nuestros miedos más profundos, a nuestras heridas, nuestras fragilidades, el temor a ser juzgado… ¿Cómo va a ser fácil eso? Eso sí, recuerda que el ritmo lo marcas tú siempre. En Diario Femenino analizamos qué puede haber detrás de la vergüenza de hablar con tu psicólogo y te damos 7 claves para vencer la timidez que te pueden ayudar a abrirte.

Causas comunes de la vergüenza al hablar con un psicólogo

La vergüenza es una emoción compleja que puede surgir por diversas razones cuando se trata de hablar con un psicólogo. Entender de dónde viene y por qué aparece es clave para empezar a abordarla. Estas son algunas de las causas más habituales:

+ Miedo al juicio

Uno de los factores más comunes detrás de la vergüenza es el miedo al juicio. Las personas a menudo temen que sus pensamientos, sentimientos o comportamientos sean juzgados negativamente por el terapeuta. Este temor puede estar arraigado en experiencias pasadas de juicio o crítica, ya sea por parte de familiares, amigos o la sociedad en general.

+ Vulnerabilidad

Hablar sobre asuntos personales y profundos implica mostrar nuestra fragilidad humana, y este grado de vulnerabilidad no todos se sienten cómodos asumiéndolo. La idea de exponerse emocionalmente puede ser intimidante, especialmente si no se está acostumbrado a hacerlo.

+ Normas culturales y sociales

Por otro lado, las normas culturales y sociales también juegan un papel importante. Aunque cada vez se va rompiendo más el estigma de ir al psicólogo, en algunas culturas, buscar ayuda psicológica puede ser visto como un signo de debilidad o fracaso, lo que aumenta la vergüenza de abrirse en terapia. Además, ciertos temas pueden ser tabú o considerados inapropiados para abordar (por ejemplo, la sexualidad), lo que añade una capa adicional de dificultad.

+ Autoestima y autocrítica

Las personas con baja autoestima o que son muy autocríticas pueden sentir vergüenza al compartir aspectos de sí mismas que consideran inadecuados o defectuosos. De esta forma, aparece una intensa vergüenza a mostrar esas "debilidades" que, para la persona, aún refuerzan más esa baja autoestima.

+ Desconocimiento del proceso terapéutico

El desconocimiento o las ideas erróneas o distorsionadas sobre lo que implica la terapia pueden contribuir a la vergüenza. Así, hay personas que tal vez no sepan qué esperar de las sesiones y que temen no cumplir con algún estándar percibido de "paciente ideal" (aunque no sea realista).

7 estrategias útiles para vencer la vergüenza a la hora de hablar con un psicólogo/a

Superar la vergüenza para poder hablar abiertamente con un psicólogo es un proceso que requiere tiempo, pero que puede lograrse mediante diversas estrategias. Estas son algunas ideas para empezar:

1 Normalizar y validar este sentimiento

Es clave reconocer que la vergüenza es una emoción normal y válida en la vida en general, y sobre todo, en el contexto de la terapia. Muchos otros han experimentado y experimentan lo mismo. Normalizar este sentimiento implica aceptar que es parte del proceso, y que no significa que haya algo mal en ti.

La validación puede venir de ti mismo, recordándote que es comprensible sentir vergüenza, o de tu terapeuta, quien puede ayudarte a comprender que tus sentimientos son legítimos.

2 Comunicárselo al terapeuta

Otra forma efectiva de reducir la vergüenza es comunicarla directamente al terapeuta. Puedes empezar una sesión explicándole que sientes vergüenza al hablar de ciertos temas. Un buen psicólogo te entenderá y gestionará tu "confesión" con empatía y sin juicio.

Expresar esta vergüenza es una forma de quitarte un peso y además, le da a tu terapeuta la oportunidad de ayudarte y de trabajarlo en sesión. Por ejemplo, puedes decir: "me siento un poco avergonzada al hablar de esto, pero quiero intentar hacerlo porque sé que es importante para mi progreso", o "ahora mismo siento vergüenza al sacar este tema; prefiero hablarlo cuando me sienta realmente preparada".

3 Respetar el propio ritmo

De esta forma, también es importante respetar tu propio ritmo en el proceso terapéutico. No hay un plazo específico para abrirse completamente. La terapia es un viaje personal, y cada persona requiere su propio tiempo para sentirse cómoda y segura al compartir sus pensamientos y sentimientos.

Así que no te sientas presionada para revelar todo de inmediato. Puedes empezar por compartir cosas pequeñas y gradualmente ir abordando temas más profundos a medida que te sientas más confiada y segura con tu terapeuta (que ojo, esto también depende de él).

4 Buscar un ambiente seguro

Como decíamos, asegurarse de que el entorno terapéutico sea un lugar seguro es fundamental, y esto depende de tu terapeuta. Si en algún momento sientes que la relación con tu terapeuta no es segura o de confianza, es importante considerar hablar de ello o buscar otro profesional con quien te sientas más cómodo. Un buen terapeuta debe proporcionar un espacio libre de juicio donde puedas explorar tus pensamientos y sentimientos sin miedo a ser criticado.

5 Reflexionar sobre el propósito de la terapia

Recordarte a ti misma, aunque no sea fácil, por qué decidiste buscar ayuda, puede ser algo motivador. Reflexiona sobre tus objetivos y sobre lo que esperas conseguir con la terapia, y visualízate mejor, con todos esos cambios que deseas. Entender que hablar abiertamente sobre tus preocupaciones (sin forzarte) es una herramienta para alcanzar esos objetivos puede ayudarte a superar la vergüenza.

6 Empezar poco a poco 

Marcarte metas pequeñas y alcanzables para cada sesión puede hacer que el proceso sea menos amenazante. Por ejemplo, podrías proponerte hablar de un tema específico durante unos minutos en lugar de abordarlo en profundidad desde el principio.

Ve notando cómo te sientes, y fíjate en los elementos del entorno que te proporcionen seguridad (por ejemplo, una mirada de asentimiento de tu terapeuta, tu respiración tranquila…). Cada pequeño paso es un avance hacia una mayor apertura.

7 Confiar: tu terapeuta no se alarmará ni te juzgará (y si lo hace, plantéate un cambio)

Y sobre todo, recuerda que aunque tú sientas que lo que le vas a contar a tu terapeuta "es muy fuerte o avergonzante", ellos han visto de todo. Además, estás en un contexto profesional, ellos están trabajando, no hablando con un amigo; están preparados para ofrecerte un espacio seguro y libre de juicio. Los psicólogos trabajan bajo principios éticos que enfatizan la empatía, la confidencialidad y la comprensión. Recuerda que tu terapeuta está allí para ayudarte, no para juzgarte.

Y, como decíamos, han escuchado una amplia variedad de experiencias humanas: si son profesionales, están preparados para gestionar cualquier cosa que les compartas con profesionalismo y respeto. Entender esto puede ayudarte a sentirte más cómodo y a reducir la vergüenza.

Cultivar la seguridad e ir recorriendo el camino de la apertura, la clave para superar la timidez

En definitiva, si te da vergüenza contarle ciertas cosas a tu psicólogo, sobre todo al principio, recuerda que es normal. Pero si hace tiempo que estás con él y te sientes igual de bloqueada, coméntaselo para poder averiguar las causas de esa vergüenza. Y si esto no funciona, plantéate buscar a otro profesional que te ayude a derribar esas resistencias.

Evidentemente, y en relación a las claves para superar la vergüenza de hablar con tu psicólogo que hemos comentado, no basta con "hacerlas" sin más; deben ir acompañadas de una sensación de seguridad y confianza que tu terapeuta cultive dentro de ti, como una pequeña semilla. Así que, confía en ti, en el proceso y en el profesional, y poco a poco verás cómo vas encontrando la manera de abrir tu corazón.

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