La envidia que te impide ser feliz
A lo mejor tienes una amiga que se compra unos zapatos fabulosos cada semana como si fuera Carrie Bradshaw, otra que acaba de publicar en Facebook las fotos de sus vacaciones con un moreno que está cañon y otra más que te acaba de invitar a su boda. ¿Cómo te sientes? Si deseas estar en su lugar pero te alegras por ellas, es probable que su felicidad te impulse a encontrar el camino que te conduzca a tener todo eso que ellas tienen y tú no. Pero si su vida se refleja en una insatisfacción de la tuya y en un sentimiento de frustración, es probable que estés atravesando un episodio de envidia dañina. Y eso tiene que desaparecer.
Perfil de una persona envidiosa
Hay muchas personas que son claramente envidiosas, pero son pocas las que logran reconocer que están bajo el influjo de ese sentimiento negativo. La envidia es uno de los disfraces de la inseguridad y de la baja autoestima, aunque con un toque de soberbia que es el que conduce al sufrimiento. Porque existe un sufrimiento de la persona que es envidiada en forma de ataques, críticas y desprecios; pero también sufre el envidioso, pues la insatisfacción no desaparece por el mero hecho de denostar a los demás.
De esta forma, las personas egocéntricas, egoístas, o las que necesitan ser el centro de atención son más propensas a sentir envidia, especialmente si en su personalidad hay algunas carencias como frustración, insatisfacción o sentimiento de inferioridad. Está claro que las personas que se gustan a sí mismas y potencian su desarrollo personal no sienten esa envidia dañina por las pertenencias o la forma de ser de los demás.
En cualquier caso, hay que tener mucho cuidado con esas personas envidiosas porque su insatisfacción suele volverse perjudicial en forma de ofensas, rechazo y hasta venganza por no lograr lo que ellos quieren. Así que si te encuentras con un envidioso, aléjate de su camino no sin antes compadecerte por su vida llena de frustraciones y complejos.
Dejar de sentir envidia
Pero es probable que más de una vez hayas sentido esa envidia negativa frente a los éxitos de algún conocido o algún compañero de trabajo. Y seguro que te has reprochado ese malestar surgido de la felicidad ajena. No te preocupes, porque la verdad es que la envidia es un sentimiento natural. Lo único que tienes que hacer es aprender a transformarlo en envidia sana.
La envidia sana es un motor que te empuja a lograr tus sueños y a conseguir tus metas. Si tu amiga ha conseguido ese trabajo estupendo, tú puedes hacer lo mismo. Pero ten en cuenta que un sueño no se puede alcanzar sin esfuerzo. Así que lo primero que tienes que hacer es conocerte a ti misa, tus cualidades, tu potencial, tus posibilidades y sobre todo, distinguir cuáles son tus verdaderos deseos.
Porque puede que tu amiga sea inmensamente feliz con su marido y sus dos hijos correteando por el jardín y, seguro que te encantaría tener su misma felicidad, pero ¿estás segura de que tus necesidades son las mismas? Piensa en ti misma y en lo que de verdad te hace feliz. Y ahora fíjate en lo que han conseguido los demás para demostrarte que sí se pueden cumplir los sueños.
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