Cómo combatir el mal humor
A veces es inevitable tener mal humor. Cuando las cosas no salen bien en el trabajo, cuando los niños se niegan a recoger la habitación, cuando tu pareja se queda en el sofá mientras tú haces la colada o cuando la compañía telefónica decide cobrarte una factura como si hubieras llamado al otro lado del planeta, es normal que te enfades.
Y no ponemos ninguna objeción a esos arranques de mal humor ni aunque se conviertan en un cabreo monumental, porque a veces son necesarios. Pero cuando el mal humor se convierte en la característica principal de tu personalidad, es el momento de revisar qué es lo que te está produciendo ese desánimo.
Entender los motivos del mal humor
Descartando un conflicto concreto, son el estrés y el cansancio las principales causas del mal humor. Los problemas del día a día, la tensión acumulada y el ritmo frenético que impone la sociedad actual y que no nos deja un momento para nosotras mismas van pasando factura en forma de mal genio.
Pero también influyen factores de nuestro propio carácter, como tener poca paciencia o ser una persona intolerante. Así que si queremos controlar nuestro mal humor, también tendremos que trabajar en nuestro desarrollo personal para conseguir una actitud más positiva. Especial atención deben prestar esas personas que se irritan con facilidad porque si el mal humor se acomoda en su rutina diaria puede llegar a generar un estado de frustración e insatisfacción vital.
La tristeza suele ser compañera del mal humor. Ten en cuenta que si vives enfadada, los que te rodean intentarán evitarte para que no les traspases todas tus emociones negativas. Y además, sabes perfectamente que esa actitud de vivir enfadada con el mundo no es la más adecuada para ser más feliz. Ten cuidado con el mal humor, porque si se instala en tu carácter corres más riesgo de sufrir una depresión.
Técnicas para alejar el mal humor
El método más eficaz para combatir el mal humor es ponerle una buena dosis de su mayor enemigo: el buen humor, el sentido del humor o la alegría, da igual como quieras llamarlo. Si estás agobiada, amargada o muy desanimada lo primero que tienes que hacer es expulsar el malestar lo más lejos posible y eso se consigue riendo. Pon una enorme sonrisa en la cara, aunque creas que no tengas motivos, porque cuanto más tiempo dure la sonrisa, antes aparecerán los motivos para mantenerla.
Provista de tu sonrisa, es el momento de revisar cuáles son esos motivos concretos que te están generando el mal humor. Porque muchas veces son esas obligaciones incómodas que vamos dejando para otro día lo que nos estresa y nos frustra. Así que ponte al día, por muy incómodo o desagradable que sea, si lo tienes que hacer, hazlo cuanto antes. Así te dejará la mente libre para centrarte en las cosas positivas.
Ahora que te has deshecho de toda la negatividad, llénate de todo aquello que te hace sentir bien. Dedícate tiempo a ti misma, sal con las amigas, apúntate al curso que siempre quisiste hacer o empieza a practicar deporte. Lo importante es que consigas un plus de positividad en tu vida para que los problemas no te venzan y puedas afrontarlos con energía y optimismo.
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