Dormir bien o mal influye MUCHO en los sueños (y en las pesadillas)

Esas noches de pesadilla son para olvidar. Cuando tienes una pesadilla te levantas más cansado, tal vez incluso notes cierto nerviosismo que no augura nada bueno para empezar el día. Ya sabemos que no hay de qué preocuparse y que hasta de los peores sueños podemos sacar algo provechoso en su interpretación pero, ¿a quién no le gustaría tener siempre sueños agradables? Dormir bien o mal influye y mucho en los sueños y en las pesadillas así que prepárate para mejorar la calidad de tu sueño y también la del contenido de tus sueños.

Cómo influye dormir bien o mal en tus sueños

No es lo mismo soñar con violencia, asaltos, encierros, sangre o asesinatos que con un jardín de flores, el arcoíris en todo su esplendor o el relajante sonido de un mar azul en calma. Tampoco es lo mismo meterte en la cama y dormir a pierna suelta que sufrir de insomnio cada noche viendo cómo pasan las horas y tus pensamientos se marean de tantas vueltas que les has dado.

Con esto queremos decir que dormir bien o mal influye y mucho en los sueños, en lo que sueñas, en el carácter de tus sueños y también en su significado. Si te estás preguntando de qué dependen los sueños te lo aclaramos: lo que sueñas depende de factores internos y de factores externos.

Entre los factores internos podemos destacar el estrés y la ansiedad como generadores de sueños turbulentos, inquietantes, terroríficos y de esas pesadillas que se te graban en la mente y no puedes olvidar. También de esos sueños tan vívidos que parecen reales y en los que apareces en situaciones terribles y angustiosas. Cuando estás en un momento complicado de la vida tienes más probabilidades de tener malos sueños porque duermes peor, duermes con inquietud, duermes con presión, duermes con nervios, duermes con temor, duermes con incertidumbre.

Pero no solo influye el estado anímico en el contenido de los sueños, sino también el entorno en el que duermes. Una habitación con una buena temperatura, unas sábanas de colores que inspiran tranquilidad, un espacio sin ruidos, una almohada cómoda y un colchón aún más cómodo. Si tu pareja ronca o no ronca, si el dormitorio está a oscuras, si el ambiente tiene un aroma agradable, si tienes una buena higiene del sueño…todo eso influye a la hora de tener sueños más o menos bonitos, más o menos aterradores.

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La importancia de dormir bien para tener sueños agradables

Dormir bien no solo es un placer, también es una auténtica necesidad. La calidad del sueño influye en cómo afrontamos el día y la vida en general. Si alguna vez has sufrido de insomnio seguro que conoces las consecuencias físicas y anímicas de dormir mal. Cuando duermes mal, todo te cuesta más, estás más cansado, con menos ánimo, con menos fuerza, con menos creatividad, con menos recursos frente a las situaciones diarias y con menos ilusión.

Ese estado de desánimo que te produce haber pasado una mala noche no es preocupante. Ya dormirás esta noche. Lo que sí es preocupante es que dormir mal se mantenga en el tiempo, llegar al insomnio o a otros trastornos del sueño, ya que la calidad del sueño incide directamente en la salud. Hablamos de la salud física pero también de la salud mental y de la salud emocional.

Y de las emociones surgen los sueños, así que si quieres tener sueños bonitos y agradables, nada mejor que empezar a preocuparte por tu higiene del sueño, por tener unos horarios regulares para dormir, por rodearte de todas las comodidades que necesites para dormir, por crear en tu dormitorio un santuario de salud y tranquilidad, por dejar fuera de la cama las preocupaciones para que no se trasladen a tus sueños. Porque dormir bien es necesario para levantarte con energía y vitalidad y si ya de paso podemos aprovecharlo para disfrutar de los sueños, mucho mejor.

Y tú, ¿crees que tiene algo que ver la calidad del sueño con los sueños agradables? 

Referencias bibliográficas:

• ZIMMER, Dieter. Dormir y soñar, Barcelona: Salvat, 1985.
• ABBAGNANO, N. "Sueño", en Diccionario de Filosofía, México D. F.: Fondo de cultura económica, 1974.
• DELBOEUF. El dormir y el soñar, Madrid: Editor Daniel Jorro, 1904.

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