Cómo controlar los nervios y la ira
La violencia no conduce a ninguna parte...
Uno de los sentimientos que puede conducir a la violencia es la ira que no es más que un estado de perturbación emocional ocasionado por una amenaza real o imaginaria expresada en forma de insulto, desprecio, o acción que desencadena emociones varias, entre ellas la frustración o la impotencia.
Generalmente la ira se manifiesta de una manera agresiva, defensiva o destructiva. Algunas personas intentan silenciarla negándola, pero lo más que consiguen es camuflarla para luego manifestarla de otro modo. En ocasiones se convierte en depresión, auto conmiseración, amargura, o brota a través del sarcasmo.
Para muchos psiquiatras el asunto pasa por desarrollar habilidades personales que permitan lidiar con los sentimientos, de manera que sirvan de guía, que nos develen las claves que permitan entender lo que pensamos, incluso a nivel del subconsciente. Eso nos ayudará a multiplicar nuestra sensibilidad para entender a las personas que nos rodean.
Una mujer madura controla los nervios y la ira
Una persona madura y psicológicamente estable comprende sus sentimientos y controla sus acciones. Las respuestas que genera son, por tanto, resultado de su voluntad y no de una reacción rápida e incontrolable. Esto le permite además disipar sus sentimientos negativos de una forma constructiva, tratando de no herir a los demás.
Lo importante es atajar la ira antes de que surja cambiando nuestra manera de interactuar con el mundo, fortaleciendo nuestra voluntad y entrenándonos, cuando sea posible hacerlo, en cómo vamos a responder a las situaciones que se nos presentan. Evitemos estar en situaciones que provocan nuestra ira y recordemos que la ira es nuestra respuesta a las acciones de otra persona. De nosotros depende entonces no dejarnos provocar.
Un buen punto de partida podría ser formularle a su interlocutor o a usted mismo algunas de las siguientes preguntas básicas:
- ¿Qué ha causado mi ira?
- ¿Está disgustado mi interlocutor y por eso me agrede?
- ¿Entendí mal lo sucedido? Me lo puedes explicar nuevamente.
- ¿Puedes decirme por qué te comportas de la manera que lo has hecho?
- ¿Existe algún problema entre nosotros que desconozca y condicione esta situación?
- ¿Estoy reaccionando de manera desmedida ante un problema que no merece tanto?
- ¿Está condicionada mi reacción por algún suceso anterior o por algún problema con otra persona?
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