Videojuegos contra la depresión

Laura Sánchez, Filóloga

Existen una serie de mitos alrededor de los videojuegos que hacen que los consideremos como una forma de ocio propia de adolescentes y de hombres inmaduros llena de riesgos para nuestra salud física, mental y social. Pero lo cierto es que los videojuegos no son sólo para adolescentes, también juegan mujeres adultas y hombres maduros y además, con la llegada de la Wii, el mundo de los videojuegos ha entrado de lleno en el ocio familiar compartido.

Más videojuegos, menos depresión

Para hacer frente al descrédito de los videojuegos, llega un estudio de la Universidad de Carolina del Norte que relaciona esta afición con una mejora del equilibrio emocional. Parece ser que los adultos que juegan habitualmente con videojuegos tienen menos riesgo de caer en una depresión, además de poseer unos niveles de bienestar más elevados.

Y es que los videojuegos descargan tensiones y eliminan las emociones negativas, especialmente todos esos nuevos juegos que promueven el deporte, el entrenamiento mental y la diversión en familia. Esa es precisamente la propuesta de los diseñadores, con juegos más atractivos que los de antes en los que la agilidad mental y física son las protagonistas.

Pero una mejora del equilibrio emocional no es el único beneficio de los videojuegos. Atrás queda la imagen del adolescente antisocial encerrado en su habitación pegado al mando de su consola. Los videojuegos actuales son más participativos y promueven la convivencia en sociedad.

Otros beneficios de los videojuegos

Además, se observa una mejora de las habilidades motrices en las personas que están habituadas a utilizar los videojuegos, así como una mayor agudeza visual, desmontando el mito de que los videojuegos perjudican la visión. En concreto, mejora la capacidad para distinguir objetos pequeños y muy juntos y se perciben mejor los contrastes entre colores.

Uno de los beneficios de los videojuegos que más nos ha llamado la atención es su función calmante respecto al dolor. Se ha constatado que los enfermos sometidos a tratamientos agresivos y dolorosos disminuían su padecimiento y aliviaban su estrés mientras estaban concentrados jugando.

Por otra parte, el ritmo frenético de los videojuegos, que nos obliga a estar muy atentas y con una rapidez de reflejos inusual, nos ayuda a tomar decisiones más rápido y a ser capaces de discernir en un instante lo que es importante de lo que no. Una capacidad que puede reportarnos múltiples beneficios en esta sociedad de la infoxicación donde muy a menudo nos vemos saturadas por la rapidez de la información y sin recursos para hacer una elección rápida.

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