La compra de cosméticos: una necesidad emocional de la mujer para sentirse bien
En el fondo todas lo sabemos por muchas excusas que intentemos poner, pero es que ahora además, lo ha demostrado un estudio. Las mujeres compramos cosméticos no para cuidarnos, como solemos decir, sino para sentirnos mejor con nosotras mismas, para sentirnos guapas, atractivas, pero también para gustar a todos los que nos rodean. Es una necesidad emocional.
La encargada de demostrar esta teoría ha sido una investigadora de la Universidad del País Vasco, Vanessa Apaolaza, que ha publicado los resultados de su trabajo en 'African Journal of Business Management', trayéndonos como conclusión final esta verdad absoluta: "Los cosméticos provocan sensaciones positivas, hacen sentir mejor".
El estudio se realizó mediante encuestas personales a 355 mujeres entre 18 y 50 años y tras sus respuestas a una de las conclusiones que llegó la investigadora fue que una de las motivaciones de la compra de estos productos es "el deseo de gustar, de resultar sexualmente atractiva, lo que propiciaría la compra de cosméticos como el maquillaje".
Apaolaza va más allá al afirmar que "la satisfacción de las consumidoras es mayor en la medida que el cosmético contribuya a hacer más fuertes sus emociones positivas". Cuando las mujeres se compran una crema o algo de maquillaje, "perciben que están cuidándose y alejan los sentimientos de preocupación y culpa que pudieran tener por no atender su aspecto", tal y como apunta esta investigadora.
Vanessa Apaolaza intenta buscar la causa psicológica, el motivo de esta preocupación por nuestro aspecto y que nos impulsa a comprar estos productos, y es que, tal y como comenta, "muy a menudo, las emociones dictan nuestras decisiones. En nuestros comportamientos de compra decidimos en lo emocional y justificamos mediante lo racional. Dichas emociones son en parte aprendidas y en parte instintivas".
Cuando hacemos ese gesto cada mañana, el de aplicarnos nuestra crema de día sobre la cara, pintarnos los labios, los ojos; cuando hacemos todo esto estamos buscando ni más ni menos que el éxito. El éxito tanto a nivel profesional como social.
Pero hay algo más a parte de este ímpetu por sentirnos guapas y que percibamos que nos ven guapas, y es el conseguirlo en el menor periodo de tiempo posible. Los productos de belleza, como su propio nombre indican nos regalan la belleza instantánea. Basta un buen colorete para que parezcamos más sanas, un buen contorno de ojos para deshacernos de las ojeras, una buena crema para reducir las arrugas o la celulitis...
En definitiva, queremos estar perfectas sin mover un dedo, que se note por fuera, no necesariamente por dentro. Aunque ya sabes que los efectos no duran ni un abrir y cerrar de ojos. Por norma general nos consolamos con placebos sin caer en que con esfuerzo y perseverancia podemos conseguir una belleza real, una belleza interior... y ya sabes cuál es la moraleja de 'La Bella y la Bestia'.
La encargada de demostrar esta teoría ha sido una investigadora de la Universidad del País Vasco, Vanessa Apaolaza, que ha publicado los resultados de su trabajo en 'African Journal of Business Management', trayéndonos como conclusión final esta verdad absoluta: "Los cosméticos provocan sensaciones positivas, hacen sentir mejor".
El estudio se realizó mediante encuestas personales a 355 mujeres entre 18 y 50 años y tras sus respuestas a una de las conclusiones que llegó la investigadora fue que una de las motivaciones de la compra de estos productos es "el deseo de gustar, de resultar sexualmente atractiva, lo que propiciaría la compra de cosméticos como el maquillaje".
Apaolaza va más allá al afirmar que "la satisfacción de las consumidoras es mayor en la medida que el cosmético contribuya a hacer más fuertes sus emociones positivas". Cuando las mujeres se compran una crema o algo de maquillaje, "perciben que están cuidándose y alejan los sentimientos de preocupación y culpa que pudieran tener por no atender su aspecto", tal y como apunta esta investigadora.
Vanessa Apaolaza intenta buscar la causa psicológica, el motivo de esta preocupación por nuestro aspecto y que nos impulsa a comprar estos productos, y es que, tal y como comenta, "muy a menudo, las emociones dictan nuestras decisiones. En nuestros comportamientos de compra decidimos en lo emocional y justificamos mediante lo racional. Dichas emociones son en parte aprendidas y en parte instintivas".
Una mayor autoestima con un lápiz de labios rojo
Cuando hacemos ese gesto cada mañana, el de aplicarnos nuestra crema de día sobre la cara, pintarnos los labios, los ojos; cuando hacemos todo esto estamos buscando ni más ni menos que el éxito. El éxito tanto a nivel profesional como social.
Pero hay algo más a parte de este ímpetu por sentirnos guapas y que percibamos que nos ven guapas, y es el conseguirlo en el menor periodo de tiempo posible. Los productos de belleza, como su propio nombre indican nos regalan la belleza instantánea. Basta un buen colorete para que parezcamos más sanas, un buen contorno de ojos para deshacernos de las ojeras, una buena crema para reducir las arrugas o la celulitis...
En definitiva, queremos estar perfectas sin mover un dedo, que se note por fuera, no necesariamente por dentro. Aunque ya sabes que los efectos no duran ni un abrir y cerrar de ojos. Por norma general nos consolamos con placebos sin caer en que con esfuerzo y perseverancia podemos conseguir una belleza real, una belleza interior... y ya sabes cuál es la moraleja de 'La Bella y la Bestia'.
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