La diferencia esencial entre alegría y felicidad: en busca del bienestar

¿Ser feliz implica estar siempre alegre?

Laura Sánchez, Filóloga
En este artículo
  1. Qué es la felicidad
  2. Qué es la alegría
  3. Entonces, ¿en qué se distingue la alegría de la felicidad?

Buscamos incansables la felicidad y tan concentrados como estamos en esa búsqueda a veces no podemos ni percibir la alegría. La búsqueda del bienestar es un objetivo común y últimamente se está convirtiendo en una obligación más, lo que no hace más que alejarnos de ese estado de felicidad. ¿Es un mito la felicidad? ¿Se puede lograr la felicidad? Por supuesto pero, ¿y qué pasa con la alegría? ¿Si no estamos alegres quiere decir que no somos felices? Aclaramos los conceptos y señalamos la diferencia entre alegría y felicidad.

Qué es la felicidad

¿Eres feliz? La pregunta es difícil de contestar porque tal vez estás leyendo esto y hoy te encuentras triste por algún motivo concreto o sin saber por qué. Tal vez has estado llorando hace un rato por una mala noticia o porque te ha desbordado la ansiedad. Y sin embargo, tú piensas que eres feliz, que tu vida va bien, que estás orgullosa de ti misma y de lo que has conseguido y que no te falta nada.

Además sabes apreciar lo que tienes, abrazas a la gente que te importa y cuidas de ellos como ellos cuidan de ti. Te sientes una persona querida y sabes disfrutar de esos momentos sencillos que te presenta la vida. Las personas felices se sienten bien consigo mismas y con su entorno. Tienen una sensación general de bienestar que no es permanente, pero sí muy habitual.

Qué es la alegría

Por su parte, la alegría es una emoción espontánea y, como todas las emociones, temporal. La alegría viene en ráfagas cortas y con las mismas desaparece. Suele ocurrir por algo concreto, por una llamada de una persona a la que quieres, por una sorpresa, por una buena noticia, por un suceso bienvenido o incluso por una de esas ideas geniales que a veces se te ocurren.

Las personas alegres son sonrientes y se ríen habitualmente. También pueden transmitir esa alegría a los demás. Y sin embargo, hay personas alegres que en el fondo son profundamente infelices. No es lo más habitual, es cierto, pero las hay. Porque la alegría, tan efímera y tan útil, goza de una dualidad curiosa. La alegría puede ser como una pompa de jabón que desaparece sin dejar ni rastro o puede ser la herramienta a través de la cual puedes alcanzar más fácilmente la felicidad.

Entonces, ¿en qué se distingue la alegría de la felicidad?

Como ves, la diferencia entre alegría y felicidad se encuentra en la duración. La alegría es efímera mientras que la felicidad es permanente, pero cuidado con esta afirmación porque nos puede llevar a la más absoluta infelicidad. Se dice que la felicidad es permanente porque no se trata de una emoción momentánea sino de un estado de ánimo generalizado. Pero no es permanente.

De hecho, esta idea de permanencia es la que más problemas ocasiona en este mundo de positividad obligada y de postureo feliz. ¿Se puede ser feliz siempre? Se puede. Siempre y cuando en esa felicidad no esperes estar siempre alegre, sin dudas, sin miedos, sin dolor, sin malas noticias y sin frustración. Como muchas veces decimos, el dolor emocional es imprescindible en la vida, lo que no es obligado es el sufrimiento.

Así que si estás buscando la felicidad, no la busques únicamente en la alegría. Porque ser feliz también es saber aceptar, que no es lo mismo que resignarte. Saber perder, asumir el fracaso, superar la pérdida, aprender de los errores, identificar los miedos y las inseguridades. Y con todo eso seguir adelante sintiéndote en paz contigo misma y agradecida a la vida. Eso es en realidad ser feliz, no ese intento constante e inútil de evitar todo dolor o todo lo negativo.

De hecho, el estudio de la alegría de Antonio Sevilla Moreno para la Universidad de Murcia afirma que la felicidad incluye, además de la alegría, "otras emociones como la ilusión, la esperanza, el regocijo o el amor, que se suelen tomar como positivas, pero también otras como el compromiso, la lucha, el reto e incluso el dolor, que pueden ser conceptos más bien negativos".

Busca lo positivo, busca la alegría, pero solo aceptando también el malestar podrás disfrutar de eso que llaman felicidad.

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