¿Es malo ser muy inconformista? Posibles consecuencias psicológicas

El inconformismo crónico es sinónimo de infelicidad

Laura Sánchez, Filóloga
En este artículo
  1. Qué significa exactamente ser inconformista
  2. Consecuencias para tu salud mental de ser demasiado inconformista
  3. Claves para superar el inconformismo

La actitud que adoptamos ante la vida nos puede acercar a un estado de satisfacción muy parecido al de la felicidad o puede boicotearnos de tal manera que nunca estemos satisfechos con lo que tenemos. El inconformismo se considera muchas veces cualidad positiva o virtud y otras veces defecto. Porque ser inconformistas nos lleva a la acción para intentar cambiar algo y eso es muy positivo pero, ¿y si nunca abandonamos esa actitud? Nos preguntamos si es malo ser inconformista porque desde Diario Femenino estamos detectando algunas consecuencias psicológicas que pueden afectarnos negativamente. ¡Mira!

Qué significa exactamente ser inconformista

Por suerte, la mayoría de las personas somos inconformistas en algún momento o en algún aspecto de nuestras vidas. Cuando nuestras expectativas no se cumplen, nos movemos para que los resultados se acerquen más a lo que esperábamos. Cuando algo no nos gusta, intentamos cambiarlo. Cuando algo nos parece injusto, luchamos por encontrar esa justicia. Y todo eso es positivo.

De hecho, es el no conformarse lo que mueve el mundo. Y también nos ayuda a superarnos, a alcanzar nuestras metas y mejorar nuestro desarrollo personal. El inconformismo es la actitud que puede crear un mundo mejor, por lo que tanto a nivel personal como a nivel social, sí, pedimos un toque de inconformismo.

Pero como todo en esta vida, en el punto medio está la virtud porque no conformarnos con nada nos puede llevar al inconformismo crónico, a la desesperanza de saber que nada es lo que esperabas, que nada parece suficiente o que la vida no tiene sentido. La queja constante y la desmotivación son las señales más evidentes de ser demasiado inconformista, una actitud que puede acabar amargándonos la vida.

Consecuencias para tu salud mental de ser demasiado inconformista

Tenemos que ponernos en alerta roja de inconformismo crónico cuando nada nos satisface, cuando perdemos la capacidad de disfrutar de cosas que antes nos hacían felices, cuando miramos a nuestro alrededor y perdemos la fe en el mundo y en las personas, cuando nos quejamos constantemente porque todo podría ser mejor o cuando nos postramos en una actitud pasiva de "no hay remedio".

Entre las consecuencias psicológicas de ser muy inconformista están la frustración vital porque nada es lo que esperábamos, la apatía porque hemos perdido el gusto por la vida, la desesperanza porque no se puede hacer nada y, en ocasiones, la ira porque todo nos provoca enfado y rechazo.

A nivel personal, tener esta visión tan negativa de la vida en la que todo está mal lleva a la falta de realización, a abandonar nuestros sueños, a la desmotivación y a la pasividad. Nuestros esfuerzos iniciales cuando aún nuestro inconformismo no se había vuelto en nuestra contra no dieron los resultados esperados y nos hemos puesto en una posición de indiferencia que puede acabar con nosotros.

Pero espera, aún hay más consecuencias para tu salud mental. Porque ser demasiado inconformista nace de esa autoexigencia y de esa baja tolerancia a la frustración que son los principales ingredientes de un trastorno de ansiedad. La ansiedad a su vez se caracteriza por el miedo, que nos coloca en una posición de indefensión desde la que no nos atrevemos a actuar. Y no es raro que si esta situación se mantiene durante un tiempo, aparezca la depresión.

Claves para superar el inconformismo

Por eso, hay que cuidar las dosis de inconformismo que aportamos a nuestra vida o, lo que es lo mismo, hay que aprender qué batallas merecen la pena librarse. Y nunca es demasiado tarde para reducir lo que no deja de ser un autoboicot. ¿Sabes cuáles son las claves para superar el inconformismo? Son solo tres.

1 Centrarse en el presente con una mirada al pasado para valorar todos los logros conseguidos hasta el momento.

2 Flexibilizar el pensamiento a la hora de valorar el mundo o nuestra propia vida. Cierto que no es lo que esperábamos pero, ¿qué hay a nuestro alrededor que nos haga sentir bien?

3 Marcarse metas más realistas para no desmotivarnos por lo que nunca podremos alcanzar.

Esta es la cura para el inconformismo crónico, ser conscientes de lo bueno que tenemos a nuestro alrededor y equilibrar el peso del pasado, del presente y del futuro.

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