Consejos para afrontar conversaciones difíciles sobre el duelo y la muerte

Atravesar un proceso de duelo por la muerte de un ser querido o el fin de una etapa vital, puede ser bastante complicado. Y es que cuando procesamos un duelo necesitamos poder explicar sentimientos y emociones que, en ocasiones, resultan nuevas y desconocidas.

Además de contar con la ayuda de un psicólogo es recomendable poder hablar del duelo con nuestros seres queridos, pues manejar conversaciones sobre la pérdida es esencial para la sanación. Sin embargo, esto a veces puede resultar muy complicado. Por eso, en Diario Femenino te damos algunos consejos para hablar sobre el duelo o la muerte sin que sea incómodo y difícil.

¿Por qué el duelo sigue siendo un tema tabú?

Hablar sobre el proceso del duelo continúa siendo complicado para todos, tanto para quienes lo sufren como para quienes los rodean. Y es que el tema del duelo sigue siendo tabú porque no deja de implicar dolor.

Generalmente las personas nos acercamos a aquello que nos produce placer y bienestar y nos alejamos de todo aquello que nos produce dolor. Sin embargo, esto es una contradicción brutal porque lo único seguro, irremediable e inequívoco en la vida es la muerte. Todo el mundo va a sufrir en algún momento un duelo o va a conocer a alguien que lo sufra, por lo que deberíamos normalizar el hablar de la muerte y del duelo, saber en qué consiste y cómo afrontarlo.

¿Cómo podemos hablar sobre el duelo y no sentir incomodidad? En esta situación, pueden darse dos casos: por un lado, que seas tú misma quien esté atravesando el duelo y necesites hablar sobre el tema y, por otro lado, que alguien de tu entorno esté inmerso en un proceso de duelo y quieras ayudar a que se abra contigo y tenga una conversación sobre sus sentimientos.

¿Cómo podemos ayudar a alguien a hablar de su duelo sin que se sienta incómodo?

Cuando estamos con una persona que está sufriendo un duelo es normal sentir incomodidad y que cueste mantener el tema en una conversación. Esto suele darse porque no queremos que la otra persona lo pase mal, que llore o se ponga más triste, así que intentamos terminar la conversación lo antes posible. Y resulta que eso puede ser precisamente lo que necesita: llorar y compartir su tristeza.

+ Dale tiempo a la conversación 

Cuando "corremos" en la conversación y cambiamos de tema para que la persona "no piense" en su dolor, no lo conseguimos. Simplemente cortamos la posibilidad de que saque fuera aquello que le atormenta por dentro. Así, en estas situaciones, es mejor preguntarnos lo siguiente: "¿qué necesita de mí?", "¿qué puedo hacer para que se sienta un poco mejor?". Si no lo sabemos, nos puede ayudar preguntarlo directamente y aceptar lo que nos sugiera la persona que lo necesita.

+ Preguntas abiertas

Hay que tener en cuenta que una conversación sobre el duelo es una conversación muy íntima, por lo que debemos respetar el ritmo y las necesidades de la otra persona. Sin embargo, si creemos que le iría bien hablar del tema y creemos que no se atreve, podemos hacerle alguna pregunta abierta para tantear cómo va a acoger la conversación como por ejemplo: "no puedo ni imaginar por lo que debes estar pasando, ¿cómo puedo ayudarte?", o bien "sabes que me preocupa lo que estás viviendo, ¿qué puedo hacer por ti?". Formular preguntas abiertas nos ayudará a dar pie a la otra persona a contestar algo más que un "sí" o un "no".

+ La importancia de escuchar

Cuando aun así iniciamos una conversación y esta no discurre por el camino que esperábamos, dejemos que la otra persona decida si seguir hablando o no del tema. Una de las dificultades a nivel personal con las que nos podemos encontrar en este tipo de conversaciones es sentir presión por decir algo adecuado, por miedo a meter la pata, por herir o hacer sufrir más aún a la otra persona. Sin embargo, en estos casos deberíamos callar más y hablar menos, no tenemos que rellenar los silencios ni dar consejos, solamente escuchar y sostener el momento.

¿Cómo hablar sobre mi propio duelo con otras personas?

Hablar de nuestras propias emociones no siempre es sencillo. De hecho, para algunas personas puede resultar muy difícil e incómodo por diferentes razones, como que nunca lo hayan hecho, porque recibieron una educación diferente, porque aprendieron a no mostrar lo que sentían… Y todo ello, a su vez, puede provocar dificultad en identificar las propias emociones.

En este sentido, tener, saber y aplicar inteligencia emocional nos ayudará a gestionar lo que nos ocurre, ya sea algo agradable como momentos de euforia o éxito, o momentos desagradables como un duelo, una pérdida o un fracaso. Una alta inteligencia emocional facilitará una conversación sobre el duelo con otras personas.

Pero ¿qué es la inteligencia emocional? Se trata de la capacidad para identificar las propias emociones y saber gestionarlas, identificar las de los demás y conocer cómo influyen en nuestras relaciones. Esta inteligencia emocional, así como todas las habilidades sociales derivadas de su conocimiento y aplicación, es algo que se puede aprender y mejorar. El primer paso será identificar qué capacidad de inteligencia emocional se tiene y para qué es importante para uno mismo.

Cómo abordar el duelo en diferentes contextos: trabajo, familia, amigos…

Debemos ser conscientes de que la persona que sufre el duelo lo hace las 24 horas del día. No deja esa mochila en casa cuando va al trabajo o está con amigos. Por supuesto que como seres adaptativos que somos podemos modificar y adaptar nuestra conducta según los ambientes en los que nos encontremos, pero no olvidemos que esa persona está pasando por un momento de dolor, un momento complicado que necesitará recorrer a su manera.

Así, abordar el duelo en diferentes contextos dependerá del carácter o de la personalidad de quien sufre dicho duelo. Por ejemplo, podemos encontrarnos con personas extrovertidas que prefieren compartir abiertamente lo que les pasa, o con personas más introvertidas que prefieren no mostrar sus sentimientos. Por otro lado, podemos encontrarnos con personas más racionales, que buscarán los motivos y razones de lo sucedido para darle una lógica y pasar página, y también con personas más emocionales que vivirán el proceso de manera más sentida e intensa. Así que habrá que adaptarse a lo que la persona necesite, independientemente del contexto.

Para finalizar, recuerda: no neguemos lo existente, pues el que no gestionemos nuestro dolor no hace que desaparezca.

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