Claves para sanar heridas y traumas de la infancia (y ser más feliz)

¿Cómo tomar conciencia de los traumas de la infancia y superarlos?

María Beatrice Alonzi, Especialista en comportamiento humano
En este artículo
  1. Padres imperfectos: ¿cómo afectan a tu bienestar emocional?
  2. La razón por la que sentimos necesidad de complacer: superar el trauma de la infancia
  3. ¿Cómo identificar y romper los lastres intergeneracionales para sanar?
  4. Mecanismos de defensa: su papel y su limitación

Consejos para superar traumas de la infancia y heridas emocionales

Los traumas de la infancia tienen un impacto innegable en nuestro "yo" adulto; en nuestra autoestima, relaciones, felicidad… Y especial relevancia adquiere la relación que nuestros padres (o cuidadores principales) han tenido con nosotros; cómo nos han cuidado, tratado, atendido…

De todas estas interacciones tempranas, nace el tipo de apego que desarrollamos en la infancia y que sigue en nuestra adultez (apego inseguro o apego seguro, con todos sus matices). ¿Cómo nos afectan, en la edad adulta, los comportamientos que tuvieron nuestros padres? ¿es un daño irreversible? ¿cómo sanar? ¿hasta qué punto ellos tienen la "culpa" de nuestra infelicidad? En Diario Femenino, con la colaboración de la especialista, divulgadora científica y autora del libro 'Tú no eres tus padres: Libera tu corazón de las decisiones de quien te ha arruinado la vida', Maria Beatrice Alonzi, reflexionamos sobre las claves para sanar heridas de la infancia y traumas heredados y, de esta manera, ser más feliz.

Padres imperfectos: ¿cómo afectan a tu bienestar emocional?

Todos los padres, al igual que sus hijos, son seres humanos imperfectos. Sin embargo, la pregunta que surge naturalmente es: ¿dónde se traza la línea entre la imperfección y el daño irreparable? Es decir, ¿hasta qué punto podemos responsabilizar a nuestros padres por los problemas que enfrentamos en la adultez?

La respuesta a esta pregunta es compleja. En cierto sentido, sí existe el "padre perfecto". Este padre no es aquel que nunca comete errores, sino más bien aquel que se compromete a cuidarse a sí mismo y no exige nada a cambio de sus hijos por hacerlo.

Este padre se esfuerza por informarse, por confrontar su propio pasado y por entender los condicionantes que podrían influir negativamente en la crianza de sus hijos. No se trata de ser infalible, sino de ser consciente y proactivo en la búsqueda de recursos y conocimientos que permitan criar a los hijos de la manera más saludable posible.

Es común escuchar la frase "no existe un manual para ser padres", pero esto es una falacia. En realidad, existen numerosos recursos disponibles, desde libros y cursos hasta videos y consultas con profesionales. Sin embargo, muchos padres traen hijos al mundo sin haber hecho el esfuerzo de entender cómo funciona su desarrollo emocional y psicológico. Esta falta de preparación puede llevar a errores graves en la crianza, errores que no son meramente "imperfecciones", sino que pueden causar daños duraderos en los hijos.

En este sentido, es importante destacar que este enfoque no busca culpar a los padres. Más bien, el objetivo es proporcionarles herramientas que les permitan ser los mejores padres posibles, reconociendo que ellos también fueron hijos y que, si su experiencia parental fue deficiente, probablemente replicarán esos patrones con sus propios hijos.

El amor y el cuidado que recibimos de nuestros padres son las primeras y más importantes formas de cuidado que experimentamos, y estas experiencias tempranas influyen profundamente en cómo nos percibimos a nosotros mismos y en cómo interactuamos con el mundo.

La razón por la que sentimos necesidad de complacer: superar el trauma de la infancia

Por otro lado, existe en muchos de nosotros el deseo compulsivo de complacer a los demás, un comportamiento que a menudo tiene sus raíces en la infancia. Este deseo surge de la necesidad básica de ser aceptados y amados, especialmente en un entorno donde el amor y la aceptación eran condicionales, es decir, dependían de que el niño cumpliera con las expectativas de sus padres.

Cuando de niños aprendemos que la aprobación de los demás es esencial para nuestra supervivencia emocional y física, desarrollamos una tendencia a complacer para evitar el rechazo. Este mecanismo de defensa, que en su momento fue una estrategia de supervivencia, puede convertirse en una parte central de nuestra personalidad, afectando nuestras relaciones y nuestro sentido de autoestima en la vida adulta. 

Este patrón puede ser difícil de romper, pero es fundamental para nuestro bienestar aprender a valorarnos por lo que somos, en lugar de por lo que hacemos para agradar a los demás.

Superar esta tendencia requiere una profunda autoconciencia y la capacidad de desafiar las creencias subyacentes que alimentan este comportamiento. La terapia juega un papel esencial en este proceso, proporcionando un espacio seguro para explorar estas dinámicas y desarrollar una mayor autenticidad en nuestras relaciones.

¿Cómo identificar y romper los lastres intergeneracionales para sanar?

Uno de los aspectos más importantes de la sanación personal es la capacidad de identificar los patrones disfuncionales que hemos heredado de generaciones anteriores. Estos patrones, o "lastres intergeneracionales", a menudo se manifiestan en comportamientos repetitivos, como la elección de parejas disfuncionales o la reacción desproporcionada ante situaciones de estrés. Estos comportamientos son indicativos de traumas no resueltos que se han transmitido a través de las generaciones.

Para liberarse de estos lastres, el primer paso es reconocer su existencia. Esto requiere una observación atenta de nuestros propios comportamientos, reacciones emocionales y dinámicas relacionales. Preguntas como "¿por qué siempre atraigo a personas que me hacen sentir mal?" o "¿por qué reacciono con tanta intensidad ante ciertas situaciones?" pueden ser puntos de partida para explorar estas dinámicas. 

Una vez que estos patrones se han identificado, es esencial buscar la ayuda de un psicoterapeuta. La terapia permite explorar las raíces de estos comportamientos, que a menudo están enterradas en el inconsciente, y desarrollar nuevas estrategias de afrontamiento que sean más sanas. Este proceso es esencial para interrumpir el ciclo de sufrimiento que se perpetúa de generación en generación.

Mecanismos de defensa: su papel y su limitación

Los mecanismos de defensa son estrategias psicológicas que desarrollamos en la infancia para protegernos de experiencias emocionales abrumadoras. Estos mecanismos nos ayudan a sobrevivir en entornos difíciles, pero pueden convertirse en obstáculos en la vida adulta.

Por ejemplo, una persona que aprendió a disociarse emocionalmente en un ambiente familiar abusivo puede continuar utilizando esta estrategia en situaciones que no representan una amenaza real. Aunque este mecanismo de defensa fue útil en su momento, puede impedir que la persona experimente plenamente sus emociones y establezca relaciones auténticas en la vida adulta.

Es positivo que estos mecanismos nos hayan protegido, pero es importante reconocer cuándo ya no son útiles y, de hecho, se han convertido en barreras para nuestro crecimiento personal. Aprender a identificar y modificar estos mecanismos es un paso muy importante en el proceso de sanación.

El impacto del vínculo parental en nuestras relaciones actuales

El tipo de vínculo que desarrollamos con nuestros padres durante la infancia tiene un efecto profundo y duradero en nuestras relaciones adultas. Estos vínculos forman la base de nuestros modelos de apego, que influyen en cómo nos comportamos, reaccionamos y elegimos a nuestras parejas y amigos.

Si tuvimos padres críticos o emocionalmente ausentes, es probable que busquemos, de manera inconsciente, relaciones que repliquen estas dinámicas. Por ejemplo, podríamos sentirnos atraídos por parejas que confirmen nuestras creencias negativas sobre nosotros mismos, perpetuando así un ciclo de sufrimiento.

Por otro lado, las experiencias de amor y apoyo que recibimos en la infancia pueden influir positivamente en nuestra capacidad de confiar y construir relaciones saludables. La conciencia de estos patrones es esencial para interrumpir el ciclo de sufrimiento y desarrollar relaciones más satisfactorias. En este sentido, la terapia puede ayudar a explorar y resolver estas dinámicas, favoreciendo una mayor comprensión y aceptación de uno mismo.

Consejos para soltar el pasado, superar traumas de la infancia y vivir en el presente

Soltar el pasado y vivir un presente más consciente y feliz es un proceso complejo que requiere tiempo, esfuerzo y una profunda autoconciencia. Pero, ¿qué nos ayuda?

1 La conciencia de uno mismo

Uno de los ingredientes fundamentales para este proceso es la conciencia de uno mismo. Reconocer las experiencias pasadas que han influido en nuestro comportamiento y en nuestra manera de ser es el primer paso hacia la sanación

Esta conciencia no es solo intelectual, sino que también implica una experiencia emocional y corporal. Es necesario observar cómo las viejas costumbres y los mecanismos de defensa se manifiestan en nuestra vida cotidiana y cómo influyen en nuestras relaciones y decisiones.

2 Aceptar el dolor: observar y comprender

Aceptar el dolor es otro componente clave. La curación requiere que vivamos y sintamos las emociones relacionadas con los traumas pasados, aunque sean dolorosas. Este proceso no se puede acelerar ni evitar; es un camino continuo de observación interna y comprensión de nuestras reacciones emocionales. A medida que profundizamos en nuestra autocomprensión, es natural que surjan sentimientos de dolor y miedo, pero enfrentar estos sentimientos es necesario para progresar.

3 Buscar ayuda profesional para profundizar

Buscar ayuda profesional es, a menudo, indispensable. Como ya hemos comentado unas líneas más arriba, un terapeuta puede proporcionar el apoyo necesario para explorar los traumas ocultos y ofrecer herramientas para comprender y enfrentar las dinámicas profundas que influyen en nuestra vida. La terapia ayuda a interpretar los aspectos traumáticos del pasado y también facilita un camino hacia la curación y el crecimiento personal.

4 Armarse de paciencia: todo esto requiere tiempo

Otro elemento fundamental en este proceso es la paciencia. La sanación y el cambio requieren tiempo, y es importante reconocer que las viejas costumbres y los mecanismos de defensa están profundamente arraigados y no se modifican fácilmente. Es normal recaer en viejos patrones, y cuando eso ocurre, es esencial no juzgarse duramente. Cada paso adelante, aunque sea pequeño, es un progreso hacia una mayor libertad emocional.

5 Cuidarse a uno mismo

Finalmente, cuidarse a uno mismo es esencial. Esto implica el cuidado físico y mental y, también, la construcción de relaciones sanas y el respeto por nuestras propias necesidades y deseos. Es importante aprender a distinguir nuestros pensamientos y comportamientos disfuncionales heredados y trabajar para reemplazarlos con modelos más saludables y positivos

Hemos hablado de lastres intergeneracionales, de apego, de mecanismos de defensa, de cómo el comportamiento de nuestros padres influye en nuestras heridas actuales… Son temas complejos pero que pueden volverse más manejables si ponemos atención y conciencia.

Sea como sea, es importante recordar aquí que la infancia que tuvimos no define nuestra vida, aunque sí impacta en nuestro desarrollo. Y tú, ¿cómo viviste tu infancia? ¿Sientes que arrastras algún ‘lastre’ intergeneracional?

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