Volver a casa de mamá: cómo ver el lado positivo de la crisis
Son muchas las personas que se están viendo obligadas a volver a casa de sus padres tras un largo tiempo independizados. La crisis económica y laboral, la reducción de los salarios y de los puestos de trabajo y el número creciente de parados hace que cada vez más gente se vea incapaz de afrontar el gasto de un alquiler o la hipoteca y tenga que regresar al hogar familiar.
Volver a casa
Hoy en día se ven casos de matrimonios con hijos que tienen que buscar ayuda en la casa de alguno de sus padres. Esto provoca un caos familiar que puede derivar en múltiples discusiones porque se trata en realidad de la ruptura de no uno, sino de dos hogares.
En el mejor de los casos es una persona sola sin más cargas familiares la que tiene que volver a vivir a casa de sus padres. Pero de cualquier forma supone un paso traumático para ambas partes, que transforma radicalmente los vínculos familiares establecidos hasta el momento. No deja de considerarse como un paso atrás. El hecho de que una persona tenga que renunciar a una independencia que tal vez le ha llevado años conseguir unido a la pérdida de un empleo acaba en muchos casos en un estado de decaimiento grave.
Ver el lado positivo
Pero si bien no podemos cambiar la situación de crisis que vivimos, ni recuperar el empleo que hemos perdido, ni recibir un salario adecuado a nuestros gastos, si podemos ver el lado positivo de volver al hogar familiar.
Evidentemente te encontrarás con muchas complicaciones cotidianas, derivadas de tus años de vida independiente y del ritmo de vida que hayan creado tus padres mientras vivían solos. Problemas de horarios, de comidas, falta de intimidad... Es una situación en la que todos los miembros de la familia tienen que dar lo mejor de sí.
Lo más importante es que ni tu familia ni tú consideréis tu vuelta como un fracaso y que os lo toméis como una situación temporal. Un estado transitorio del que se pueden sacar múltiples beneficios tanto para tu futuro profesional como personal. Adaptarte a las nuevas reglas de convivencia puede acercarte a tu familia de una forma diferente, porque en el tiempo que habéis estado separados habéis evolucionado todos.
Profesionalmente puede ser el momento que estabas esperando para dedicarte a lo que realmente te gusta. Ten en cuenta que viviendo en casa de tus padres no soportas la presión de pagar un alquiler, unas facturas y otros gastos que se generan. Esa presión es la que la mayoría de las veces nos hace aceptar trabajos que nos sustentan económicamente pero que no nos aportan nada a nivel personal.
Aprovecha este momento en el que no tienes cargas económicas para desarrollar proyectos interesantes y encaminarte hacia tu futuro con un paso más lento, pero más decidido apostando por la creatividad y las nuevas oportunidades.
La situación es complicada y la crisis sigue provocando muchos dramas familiares. Pero es el momento de mirar el lado positivo, porque todo cambio genera nuevas oportunidades, y éste va a ser tu momento de hacer las cosas mejor que nunca.
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