Síndrome de Wendy, el complemento perfecto del Síndrome de Peter Pan
Wendy es una de las protagonistas de la historia de Peter Pan. Una niña que, al igual que Peter Pan tampoco quiere crecer, pero que en el País de Nunca Jamás asume las funciones más responsables, dándose cuenta finalmente de que hacerse adulta es un paso necesario. Este personaje refleja claramente el llamado Síndrome de Wendy, un trastorno que afecta a más mujeres que hombres y que las convierte en personas con un exceso de responsabilidad siempre pendientes del bienestar de los demás.
Qué es el Síndrome de Wendy
Las Wendys no son ni más ni menos que las creadoras de todos esos Peter Pan que han pasado por nuestras vidas. Mujeres con un sentido de la responsabilidad exagerado, que se consideran imprescindibles en la vida de sus allegados, especialmente de su pareja, resolviendo sus problemas y con una preocupación constante porque todo salga a la perfección.
El Síndrome de Wendy retrata a una mujer que se siente responsable de la felicidad y del bienestar de su pareja, con un gran sentimiento de culpa cuando la vida no les conduce por los caminos deseados y capaz de hacer cualquier cosa porque su pareja esté cómoda y no le falte de nada. Obviamente, se trata de una mujer que desaparece como individuo para convertirse en el sostén de su pareja o familia, dejando a los demás incapacitados para tomar cualquier tipo de decisión.
El factor cultural es el principal responsable de la aparición del Síndrome de Wendy. En una sociedad machista, la mujer es la garante del confort familiar asumiendo ella todas las responsabilidades. Una situación que en seguida captan los Peter Pan al acecho de una madre/pareja que les resuelva cualquier problema y que les proteja de cualquier adversidad.
Detectar el Síndrome de Wendy
Es muy importante detectar este Síndrome de Wendy antes de que acabe con una mujer frustrada, estresada y caiga en una depresión. Pero resulta algo muy difícil de determinar porque este comportamiento sobreprotector parece un rol asumido por la mayoría de la sociedad, así que el límite no está muy claro. La tristeza y la insatisfacción porque nunca llegan a estar conformes con todos sus esfuerzos son las características principales de estas mujeres que padecen el Síndrome de Wendy.
Además, este Síndrome esconde determinados trastornos emocionales como una baja autoestima, inseguridad y temor a sentirse rechazas o abandonadas, lo que les lleva a exigirse lo máximo para preservar la felicidad familiar. Un esfuerzo que en la mayoría de los casos no es ni recompensado ni agradecido y que, en definitiva, es contraproducente tanto para la relación de pareja como para la educación de los hijos.
Tratándose de varios desequilibrios emocionales, el Síndrome de Wendy requiere para su tratamiento terapia psicológica que incluya una mejora de la autoestima, un reconocimiento de su valía como individuo, así como aprender a decir "no". Y ser consciente en todo momento de que las personas que nos rodean son perfectamente capaces de valerse por sí mismas, sin necesidad de que todo el peso recaiga sobre nosotras.
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