Cómo superar la vergüenza
¿Cuántos abrazos has reprimido?, ¿cuántos besos te has guardado?, ¿cuántos "te quiero" te has callado? Algunos ponen la excusa de que son tímidos y otros de que son vergonzosos, que aunque no son el mismo sentimiento, son muy parecidos. En realidad, todas esas cosas que dejamos de hacer por vergüenza reflejan un temor desmedido a la reacción de los demás. Y estamos de acuerdo en que vencer este sentimiento es muy difícil, pero si piensas en todas las cosas que has dejado de hacer, tal vez merezca la pena intentarlo. Al fin y al cabo, tan sólo puedes perder una cosa: la vergüenza.
Por qué nos avergonzamos
Sentimos vergüenza de hablar en público, de meter la pata, de nuestro aspecto físico, de nuestro comportamiento, del comportamiento ajeno, de nuestros errores...un sinfín de motivos que nos hacen avergonzarnos y retraernos en nuestras relaciones sociales. Porque en definitiva, la vergüenza aparece cuando estamos demasiado pendientes de los demás, cuando le damos demasiada importancia a lo que los demás piensen de nosotras y eso es una clara muestra de baja autoestima.
A la vergüenza algunos la llaman la emoción secreta porque son muchas las cosas que queremos silenciar o mantener ocultas de cara a los demás. Y todas hemos sentido vergüenza alguna vez, pero las personas que más sufren este sentimiento son aquellas que han sido educadas para seguir las estrictas convenciones sociales, algo que acaban llevando hasta el extremo y que les quita la seguridad en sí mismas.
Se trata de una sensación muy próxima a la timidez y al sentido del ridículo. Si nos paramos un momento a pensar, todas conocemos a alguien del que decimos que no tiene sentido del ridículo, al que no le importa si los demás piensan que su conducta no es apropiada. Y no le importa porque no se rige por las mismas normas que los demás, sino por las suyas propias.
Cómo superar la vergüenza
Regirte por tus propias normas de conducta es la clave para vencer la vergüenza. Por supuesto no estamos hablando de transgresiones legales, sino de transgresiones sociales, donde tú decides cómo vives tu vida y cómo te comportas. Siempre desde el respeto a los demás, habla como quieras y di lo que sientes, viste como más te guste, come lo que quieras, baila, canta y ríe cuando te apetezca y sobre todo, no reprimas ningún sentimiento que salga del corazón.
Para conseguir quitar la vergüenza hay que aprender a distinguir entre aquellas cosas que no hacemos porque no nos parecen adecuadas, de aquellas otras que no hacemos porque no les parecen adecuadas a los demás. Se trata de actuar según nuestra conciencia, no según la conciencia de los otros, y para eso va a ser necesario reforzar nuestra autoestima y conseguir seguridad en nosotras mismas.
Por lo general, la vergüenza es un sentimiento adquirido en la infancia, porque lo que es muy complicado eliminarlo y, en los casos, más extremos, se necesitará la ayuda de un profesional. Pero la próxima vez que estés a punto de reprimirte, recuerda que el objetivo no es agradar a los demás, sino agradarte a ti misma.
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