El terrible dolor de cuello y hombros por ansiedad: cómo aliviar tensiones
Consejos para solucionar los problemas emocionales en nuestro cuerpo
- Por qué la ansiedad provoca dolor de cuello y hombros
- Cómo aliviar el dolor de cuello y hombros por ansiedad
No todo está en tu mente, no todo es dolor emocional. La ansiedad hace estragos también en el cuerpo y la zona del cuello es de las primeras afectadas. El problema es que cuando acudimos al médico por un terrible dolor de cuello y hombros lo primero que hacen es tratar los síntomas sin llegar a la causa del problema. Unos medicamentos para el dolor y la inflamación y sigues con tu vida y con tu ansiedad aumentando la carga emocional y la tensión corporal. ¿Sabes cómo aliviar tensiones por ansiedad? ¡Te lo contamos!
Por qué la ansiedad provoca dolor de cuello y hombros
La ansiedad no es solo una condición psicológica, también impacta en nuestro estado físico. Una de las primeras consecuencias de sufrir un trastorno de ansiedad se ve en el cuello y los hombros. Tensión, presión, rigidez, pinchazos y, sobre todo, dolor son los síntomas que la ansiedad comparte con el estrés en esta zona del cuerpo. Y poco a poco va a afectando a toda la espalda con dolor y la aparición de contracturas.
La mayoría de las personas que sufren ansiedad refieren este dolor en el cuello y hombros, un problema que puede unirse a los mareos. Pero, ¿por qué la ansiedad afecta tanto a esta zona? Es necesario comprender el mecanismo de la ansiedad. ¿Qué pasa cuando te enfrentas a un peligro? Todo tu cuerpo se pone en tensión o rígido dispuesto a responder a ese peligro, tal vez luchar o tal vez huir.
En condiciones normales, ese peligro pasaría en unos minutos y el cuerpo volvería a su posición relajada. Ya no hay ningún riesgo, ya no hay ninguna amenaza y tu cuerpo se puede relajar. Sin embargo, la ansiedad se convierte precisamente en trastorno porque la sensación de peligro no desaparece, de ahí que mantengas tu cuerpo alerta en todo momento. Y de ahí a que aparezcan los famosos dolores musculares va un tiempo muy breve porque se trata de una postura bastante antinatural. Ahora toca solucionar este nuevo problema del dolor de cuello y hombros, ¿verdad?
Cómo aliviar el dolor de cuello y hombros por ansiedad
Nos encontramos de nuevo con el debate de las primeras consultas al médico cuando se trata de ansiedad. Solemos acudir por dolencias concretas, en este caso la tensión en el cuello y hombros y no es extraño salir de la consulta con algún medicamento antiinflamatorio o alguna crema analgésica. ¿Qué conseguimos con esto? Aliviar el dolor, reducir los síntomas, pero no estamos haciendo ninguna intervención en la ansiedad, que es el verdadero problema.
En efecto, los analgésicos y los antiinflamatorios conseguirán aliviar el dolor tanto en el cuello como en los hombros. Unas cuantas visitas al fisioterapeuta también lograrán una mejoría considerable, pero si seguimos tratando solo los síntomas, la ansiedad seguirá su curso y los problemas volverán a aparecer.
Ya hemos dicho muchas veces que el mejor tratamiento para la ansiedad es una terapia psicológica. Y déjanos insistir una vez más, porque es el único modo de evitar el dolor de cuello y hombros y otras de las muchas consecuencias de los trastornos de ansiedad. Llegar al origen del problema, aprender a gestionar la ansiedad para que la mente no perciba un constante peligro en el día a día.
La solución intermedia, ya que urge resolver el problema de los dolores musculares, más que los ejercicios de relajación (que con el tiempo acaban convirtiéndose en una evitación a la ansiedad que aumenta el miedo al síntoma redundando la lucha o la huída), es mucho mejor la meditación o mindfulness. Con esta práctica, a diferencia de la relajación que tan solo busca disminuir el síntoma, se trabaja sobre la aceptación del dolor y la ansiedad, con una atención plena desde esta aceptación. De este modo, cuando el cuerpo observa que aceptamos la ansiedad y que nada grave sucede, el cerebro da la orden de bajar la activación del sistema nervioso simpático que activa el modo lucha o huída, que tensiona nuestro cuerpo.
También es muy positivo tomar conciencia de nuestra tensión y postura corporal, tratando de detectar el pensamiento excesivamente negativo que influye en adoptarla y ajustar ese pensamiento, convirtiéndolo en un pensamiento, aunque realista, más constructivo, a la vez que corregimos la postura bajando los hombros hacia atrás y abajo, abriendo el pecho y alargando suavemente la expiración. Este ejercicio regula la hiperactivación del sistema nervioso simpático. Siempre desde una actitud de aceptación de los síntomas, para dejar de verlos con el tiempo como amenazantes o disparadores, paradójicamente, de la tensión.
Pero como decimos, no podemos centrarnos únicamente en tratar los síntomas de la ansiedad uno por uno. Si el trastorno de ansiedad sigue ahí, seguirán apareciendo problemas en el cuello, en los hombros, en el estómago o incluso en las extremidades. Así que sí, atiende tu cuello y tus hombros, pero no dejes desatendido tu interior porque ahí se encuentra en foco del dolor.
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Bibliografía
- Radomme, B. (2018). Acaba con la ansiedad: las claves para aprender a controlarla. (Soler, L trans; 50minutos.es). https://ucm.on.worldcat.org/oclc/1023531918
- Granda, A. (2019). Ansiedad: la mejor guía para reducir el estrés y los ataques de pánico. ERICH Jmal. https://hollis.harvard.edu/permalink/f/1mdq5o5/TN_cdi_proquest_ebookcentral_EBC5752656