Antidepresivos vs Ansiolíticos: para qué sirve (exactamente) cada uno
Conoce a fondo los fármacos que pueden ayudarte con la ansiedad o con la depresión
- Antidepresivos y ansiolíticos: diferencias y usos
- El peligro de la dependencia de los ansiolíticos y antidepresivos
- ¿Es buena idea medicalizar los trastornos emocionales?
Los antidepresivos y los ansiolíticos son fármacos que están a la orden del día. Debido al aumento de casos de depresión y trastornos de ansiedad, hoy en día convivimos con estos medicamentos sin saber muy bien para qué es cada uno. Te contamos las diferencias entre antidepresivos y ansiolíticos, pero desde ya te advertimos que tendrás que tener mucho más cuidado con los ansiolíticos.
Antidepresivos y ansiolíticos: diferencias y usos
Puede confundirnos el nombre de los antidepresivos porque parece que los restringimos a los casos de depresión. No es así. Es cierto que estos fármacos se recetan en el tratamiento de la depresión para aliviar los síntomas y reconducir la producción de los neurotransmisores, pero es que también se prescriben habitualmente para los casos de ansiedad.
Y junto con los antidepresivos, tan temidos, llegan otros medicamentos con mejor fama pero mucho más peligrosos, los ansiolíticos. Cuidado, que los ansiolíticos sean muy peligrosos no quiere decir que no se necesiten para algunos casos de trastornos de ansiedad. Aquí llegamos a las principales diferencias entre antidepresivos y ansiolíticos.
1 Los antidepresivos reducen la angustia, los ansiolíticos te tranquilizan.
2 Los antidepresivos pueden provocar insomnio (no todos), los ansiolíticos te ayudan a dormir.
3 Los antidepresivos tardan unas semanas en hacer efecto, los ansiolíticos tienen un efecto inmediato.
4 Puedes tomar antidepresivos durante largo tiempo, no deberías hacer lo mismo con los ansiolíticos.
5 Los antidepresivos no son aditivos, los ansiolíticos sí.
A pesar de todas estas diferencias, hay algo en común en ambos tipos de fármacos y es que si de verdad quieres aprovechar su uso, deben ir acompañados de una terapia psicológica. Recuerda que tanto antidepresivos como ansiolíticos se ocupan de reducir, aliviar o incluso esconder los síntomas, pero el problema sigue ahí y seguirá hasta que te pongas en tratamiento psicológico.
El peligro de la dependencia de los ansiolíticos y antidepresivos
Lejos de querer demonizar el uso de fármacos para trastornos como la depresión, la ansiedad o el Trastorno Obsesivo Compulsivo, nos reafirmamos en la idea de que hay que perderle el miedo a los antidepresivos. No ocurre lo mismo con los ansiolíticos, que aunque también son necesarios en algunos casos, el riesgo de dependencia es tan elevado que será mejor que los miremos con cierto temor.
Aunque la mayoría de las personas teme engancharse a los antidepresivos y dudan durante mucho tiempo sobre si tomarlos o no, lo cierto es que donde realmente está el peligro de dependencia es en los ansiolíticos. Sí, esa pastillita que nos ayuda a dormir y nos quita la ansiedad, es solo para una temporada y lo más breve posible. Luego será mejor que nos enfrentemos a los vaivenes de la vida sin ella.
Generalmente, un antidepresivo tendrás que tomarlo durante unos cuantos meses, como mínimo unos 4 meses. Y más adelante podrás dejar de tomarlo, de forma gradual, nunca de golpe. Sin embargo, los ansiolíticos vas a necesitarlos siempre y cada día una dosis más grande para que hagan el efecto tranquilizante deseado. Así pues, mucho cuidado con la toma de ansiolíticos y procura no tomarlos más de dos semanas seguidas.
¿Es buena idea medicalizar los trastornos emocionales?
El debate se abre y se abrirá aún más ante el aumento del consumo de estos fármacos para tratar trastornos emocionales. No te avergüences por necesitar medicación tras una ruptura sentimental, al salir de una situación de maltrato, después de un despido laboral o cuando has perdido a un ser querido. A veces, muchas, hace falta la medicación para superar ciertas situaciones complicadas en la vida.
Porque el dolor no entiende de jerarquías y tu drama no es menos importante que el de otra persona. Porque la ansiedad aparece y no hay un medidor para decidir si tienes derecho a estar tan mal. Acude a tu médico y déjate asesorar, pero cuidado. Los médicos de atención primaria son los que primero prescriben antidepresivos y ansiolíticos y en muchos casos no te advierten de las consecuencias.
Con consecuencias no hablamos de efectos secundarios, que esos vienen en todos los prospectos de los medicamentos, sino del riesgo de dependencia que pueden provocar, en este caso los ansiolíticos. Cada vez es más frecuente acudir al centro de salud con un problema de ansiedad y salir con una receta de ansiolíticos sin incluir un tratamiento psicológico.
Es lógico, porque en España, por ejemplo, hay 4 psicólogos por cada 100.000 usuarios de la Sanidad Pública. En efecto, los recursos son escasos, el tiempo en consulta es escaso, pero estamos seguras de que esconder los síntomas de la ansiedad bajo una falsa y adictiva tranquilidad en forma de pastilla tampoco es la solución para tratar los problemas de ansiedad.
¿Y tú? ¿Alguna vez has tomado antidepresivos o ansiolíticos? ¿Conocías sus diferencias? Cuéntanos tu experiencia con estos fármacos en los comentarios. ¡Ayudarás a otras lectoras!
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Bibliografía
- Arancibia, P. (2003). Antidepresivos y ansiolíticos: ¿cómo prescribirlos? Medwave, 3(4). https://doi.org/10.5867/medwave.2003.04.3167
- Oyague López, L; Mateos Campos, R. (2019). Perfil del Paciente Ambulatorio en Tratamiento con Ansiolíticos y/o Antidepresivos. FarmaJournal, 4(2), 19. https://doi.org/10.14201/fj2019421929