El mundo de 'Avatar', construído de hielo en Moscú
El planeta Pandora, que el cineasta James Cameron creó para su película 'Avatar' (2009), ha sido recreado en una exposición de esculturas de hielo que abre hoy sus puertas en los jardines del Museo de la Cosmonáutica de Moscú.
El mastodóntico Árbol de las Almas bajo el que viven los humanoides na'vi en el imaginario de Cameron ocupa el centro de esta muestra, que hasta el 28 de febrero reúne un centenar de figuras talladas en bloques de hielo de hasta unos cinco metros de altura.
Decorado con guirnaldas de colores que emulan el follaje, esta pieza central se acompaña de numerosos árboles naturales que, cubiertos de una gruesa capa de hielo provocada por las bajas temperaturas, se mimetizan en este universo gélido.
En medio de este ecosistema artificial, los visitantes pueden fotografiarse junto a los avatares que encarnaron la actriz estadounidense de origen puertorriqueño y dominicano Zoe Saldaña, y el australiano Sam Worthington.
El entorno de 'Avatar' se ubica así en un escenario muy diferente al de las pantallas de cine, donde el buen tiempo era uno de sus atractivos. Tratándose del Museo de la Cosmonáutica, era de esperar que los organizadores concibieran esta muestra anual más allá que a nivel de tierra.
Si se alza la cabeza, se ve cómo las medusas voladoras de 'Avatar' iluminan el cielo rojizo que normalmente acompaña las tardes moscovitas de invierno.
Como si fueran pequeños globos aerostáticos, numerosos cuerpos de color púrpura sobrevuelan un Pandora nevado situado junto al monumento a los conquistadores del espacio, un cohete sostenido sobre una descomunal estela de titanio de 100 metros de altura.
Y en medio de este escenario de fantasía se cuelan algunos de los personajes de la saga 'La guerra de las galaxias'. ¿Quién le iba a decir a Yoda que a sus casi 1.000 años iba a ser inmortalizado como figura de hielo y en un ambiente que algunos han considerado como el más bello de los escenarios cinematográficos jamás creados?
Junto al maestro Jedi, posan también impasibles el entrañable robot C-3PO y el perverso Darth Vader, de cuya máscara no salía ni rastro de vaho pese al frío de la capital moscovita.
Quien tampoco se quiso perder la apertura de la muestra fue Ded Moroz o el Abuelo del Frío, el particular papá Noel ruso que aprovechó la ocasión para saludar a la multitud de niños que gritaba su nombre con la esperanza de que pase por sus casas y deje los regalos bajo el árbol.
Además, en honor a la carrera espacial soviética, la exposición también recrea en hielo varios elementos aeronáuticos. El transbordador Burán (ventisca) es, de hecho, el encargado de dar la bienvenida a los curiosos que se acercan hasta el norte de Moscú para adentrarse en el cosmos del hielo.
Lanzada por la Unión Soviética en 1988, el Burán fue el único transbordador de la serie MKS que consiguió llegar al espacio exterior. El cohete Vostok (este), diseñado para el programa de vuelos espaciales tripulados, es la otra representación soviética de la exposición.
Con una iluminación multicolor, la versión helada del Vostok simula la nave que finalmente sería utilizada para el lanzamiento de satélites. Un ovni con dos vías de salida en forma de tobogán se convierte en la zona de juegos de niños y mayores que acuden al recinto con plásticos y trineos bajo la atenta mirada de los colosales avatares de hielo.
El mastodóntico Árbol de las Almas bajo el que viven los humanoides na'vi en el imaginario de Cameron ocupa el centro de esta muestra, que hasta el 28 de febrero reúne un centenar de figuras talladas en bloques de hielo de hasta unos cinco metros de altura.
Decorado con guirnaldas de colores que emulan el follaje, esta pieza central se acompaña de numerosos árboles naturales que, cubiertos de una gruesa capa de hielo provocada por las bajas temperaturas, se mimetizan en este universo gélido.
Los visitantes pueden fotografiarse con la versión gélida de los protagonistas
En medio de este ecosistema artificial, los visitantes pueden fotografiarse junto a los avatares que encarnaron la actriz estadounidense de origen puertorriqueño y dominicano Zoe Saldaña, y el australiano Sam Worthington.
El entorno de 'Avatar' se ubica así en un escenario muy diferente al de las pantallas de cine, donde el buen tiempo era uno de sus atractivos. Tratándose del Museo de la Cosmonáutica, era de esperar que los organizadores concibieran esta muestra anual más allá que a nivel de tierra.
Si se alza la cabeza, se ve cómo las medusas voladoras de 'Avatar' iluminan el cielo rojizo que normalmente acompaña las tardes moscovitas de invierno.
Como si fueran pequeños globos aerostáticos, numerosos cuerpos de color púrpura sobrevuelan un Pandora nevado situado junto al monumento a los conquistadores del espacio, un cohete sostenido sobre una descomunal estela de titanio de 100 metros de altura.
Y en medio de este escenario de fantasía se cuelan algunos de los personajes de la saga 'La guerra de las galaxias'. ¿Quién le iba a decir a Yoda que a sus casi 1.000 años iba a ser inmortalizado como figura de hielo y en un ambiente que algunos han considerado como el más bello de los escenarios cinematográficos jamás creados?
Junto al maestro Jedi, posan también impasibles el entrañable robot C-3PO y el perverso Darth Vader, de cuya máscara no salía ni rastro de vaho pese al frío de la capital moscovita.
Quien tampoco se quiso perder la apertura de la muestra fue Ded Moroz o el Abuelo del Frío, el particular papá Noel ruso que aprovechó la ocasión para saludar a la multitud de niños que gritaba su nombre con la esperanza de que pase por sus casas y deje los regalos bajo el árbol.
Además, en honor a la carrera espacial soviética, la exposición también recrea en hielo varios elementos aeronáuticos. El transbordador Burán (ventisca) es, de hecho, el encargado de dar la bienvenida a los curiosos que se acercan hasta el norte de Moscú para adentrarse en el cosmos del hielo.
Un ovni-tobogán en la zona de juegos
Lanzada por la Unión Soviética en 1988, el Burán fue el único transbordador de la serie MKS que consiguió llegar al espacio exterior. El cohete Vostok (este), diseñado para el programa de vuelos espaciales tripulados, es la otra representación soviética de la exposición.
Con una iluminación multicolor, la versión helada del Vostok simula la nave que finalmente sería utilizada para el lanzamiento de satélites. Un ovni con dos vías de salida en forma de tobogán se convierte en la zona de juegos de niños y mayores que acuden al recinto con plásticos y trineos bajo la atenta mirada de los colosales avatares de hielo.
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