Malú invadió el Palacio de los Deportes de Madrid con una metamorfosis rockera
La potente voz de ??Malú?? invadió este jueves el Palacio de los Deportes de Madrid en el concierto de su último disco, 'Guerra fría', donde hizo un recorrido por su trayectoria musical con un estilo renovado y más rockero que nunca.
Casi diez mil personas, atraídas por la fuerza del directo de la cantante madrileña, se congregaron en el recinto, que abrió el espectáculo con el grupo telonero 'Mota' y su álbum 'Excusas para no dormir', en una noche que ya tenía la excusa perfecta.
Sobre un escenario de 'Vértigo', con paneles de luces giratorias y focos en forma de pirámide, hizo su entrada Malú con un 'look' futurista (corpiño plateado con hombreras, pantalón leggin y botas de cuero) para consolidar un ambiente que ya era eléctrico.
Arrancó con 'Te conozco desde siempre' y 'Diles', clásicos con una nueva energía por la incorporación de la guitarra eléctrica y la batería, una combinación que le funcionó con el resto de canciones de su repertorio.
La cantante dejó muy claro que su único objetivo era que sus fans salieran "con una sonrisa de oreja a oreja" y que venía con ganas de 'Quemarlo todo', invitación a la que el público acudió encantado con palmas, saltos y taconeo. Sobre todo tras sonar la reivindicativa 'Ni un segundo'.
Las baladas marcaron la segunda parte del concierto con un sonido inicialmente acústico, pero que rompía a mitad de la canción para no perder ese aire rockero. Malú, haciendo gala de su maestría interpretativa, apareció con una cola negra de volantes y se sentó sobre las escaleras del escenario.
Desde allí, cantó 'Guerra fría' y 'Apagón', de su nuevo trabajo, y temas de discos anteriores como 'Nadie' y 'Me quedó grande tu amor'. Ante un público enamorado de los quejidos de la artista, Malú confesó que Madrid siempre le hacia temblar sobre el escenario.
Pero como su nuevo álbum le canta al optimismo, las canciones de desamor no tardaron en dar paso a 'Quien' y 'Y ahora vete', las más enérgicas de su octavo trabajo, en el que la cantante ha compuesto por primera vez algunas de sus letras.
Con la complicidad ya establecida entre un público entregado y su diva, el entorno era el ideal para que apareciera Manuel Carrasco, una de las sorpresas que Malú tenía preparada. Ambos cantaron juntos el popular tema del onubense, 'Que nadie'.
La dulzura de este dueto dio paso al lado más canalla de la artista, que no podía fluir con otro que no fuera Melendi??, que subió al escenario para interpretar 'El apagón', una de las tres canciones que ha creado junto a la cantante ('Búscame', 'Guerra fría').
Pero el dúo más destacado de la audición fue el que formaron artista y público, que hizo las veces de Orozco en 'Pido perdón' y cantó en solitario 'A esto le llamas amor'. El concierto continuó con un "mix" de grandes éxitos hasta llegar a los bises.
Tras la merecida ovación, la cantante volvió para interpretar 'Blanco y negro', un tema que habla de la atracción de los polos opuestos y que el Palacio entero llevaba pidiendo desde el principio de la noche.
La abrumadora acogida y el cierre del espectáculo hicieron llorar a la artista, que regaló como despedida su legendaria 'Aprendiz' con el deseo de seguir temblando en Madrid, una emoción que la experiencia no ha conseguido, por suerte, suavizar.
Casi diez mil personas, atraídas por la fuerza del directo de la cantante madrileña, se congregaron en el recinto, que abrió el espectáculo con el grupo telonero 'Mota' y su álbum 'Excusas para no dormir', en una noche que ya tenía la excusa perfecta.
Sobre un escenario de 'Vértigo', con paneles de luces giratorias y focos en forma de pirámide, hizo su entrada Malú con un 'look' futurista (corpiño plateado con hombreras, pantalón leggin y botas de cuero) para consolidar un ambiente que ya era eléctrico.
Arrancó con 'Te conozco desde siempre' y 'Diles', clásicos con una nueva energía por la incorporación de la guitarra eléctrica y la batería, una combinación que le funcionó con el resto de canciones de su repertorio.
La cantante dejó muy claro que su único objetivo era que sus fans salieran "con una sonrisa de oreja a oreja" y que venía con ganas de 'Quemarlo todo', invitación a la que el público acudió encantado con palmas, saltos y taconeo. Sobre todo tras sonar la reivindicativa 'Ni un segundo'.
Manu Carrasco, la sorpresa de Malú
Las baladas marcaron la segunda parte del concierto con un sonido inicialmente acústico, pero que rompía a mitad de la canción para no perder ese aire rockero. Malú, haciendo gala de su maestría interpretativa, apareció con una cola negra de volantes y se sentó sobre las escaleras del escenario.
Desde allí, cantó 'Guerra fría' y 'Apagón', de su nuevo trabajo, y temas de discos anteriores como 'Nadie' y 'Me quedó grande tu amor'. Ante un público enamorado de los quejidos de la artista, Malú confesó que Madrid siempre le hacia temblar sobre el escenario.
Pero como su nuevo álbum le canta al optimismo, las canciones de desamor no tardaron en dar paso a 'Quien' y 'Y ahora vete', las más enérgicas de su octavo trabajo, en el que la cantante ha compuesto por primera vez algunas de sus letras.
Con la complicidad ya establecida entre un público entregado y su diva, el entorno era el ideal para que apareciera Manuel Carrasco, una de las sorpresas que Malú tenía preparada. Ambos cantaron juntos el popular tema del onubense, 'Que nadie'.
La complicidad de Malú con su público
La dulzura de este dueto dio paso al lado más canalla de la artista, que no podía fluir con otro que no fuera Melendi??, que subió al escenario para interpretar 'El apagón', una de las tres canciones que ha creado junto a la cantante ('Búscame', 'Guerra fría').
Pero el dúo más destacado de la audición fue el que formaron artista y público, que hizo las veces de Orozco en 'Pido perdón' y cantó en solitario 'A esto le llamas amor'. El concierto continuó con un "mix" de grandes éxitos hasta llegar a los bises.
Tras la merecida ovación, la cantante volvió para interpretar 'Blanco y negro', un tema que habla de la atracción de los polos opuestos y que el Palacio entero llevaba pidiendo desde el principio de la noche.
La abrumadora acogida y el cierre del espectáculo hicieron llorar a la artista, que regaló como despedida su legendaria 'Aprendiz' con el deseo de seguir temblando en Madrid, una emoción que la experiencia no ha conseguido, por suerte, suavizar.
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