Verónica Echegui y Antonio de la Torre forman parte de 'La mitad de Óscar'
El realizador Manuel Martín Cuenca estrena este viernes 'La mitad de Óscar', una apuesta desnuda de todo artificio con la que el cineasta demuestra que es posible contar lo que se quiere sin decir casi nada: "Trabajar con pocos materiales y nobles es un camino muy interesante también para el cine", afirma.
"Es como se cuentan las historias en la poesía, en la vida. Quiero huir del artificio continuo y desnudar la narración: he trabajado así como elección casi filosófica", asegura el director en una entrevista con EFE.
La película, cuarta del director almeriense, cuenta la historia de dos hermanos, María (Verónica Echegui, 'Yo soy la Juani', 2006) y Óscar (Rodrigo Sáenz de Heredia, 'La buena nueva', 2008), que llevan separados un par de años y vuelven a encontrarse en el lecho de muerte de su abuelo, su único pariente.
A base de silencios y de elipsis, Martín Cuenca obliga al espectador a introducirse en el alma de los personajes a un ritmo calmo, con la soledad, el secreto y la necesidad de amar y ser amados como hilos conductores.
Un largometraje que no hace una concesión al sentimentalismo, tan desnuda, explica el director, que no necesita banda sonora: el sonido del viento en el cabo de Gata es suficiente.
El director, que reconoce su afinidad con directores como Pere Portabella o Lisandro Alonso, reclama su derecho a ir contracorriente: "Uno no debe hacer lo que se supone que hay que hacer, o que la mayoría dice que hay que hacer, aunque produzca una evidente resistencia".
El autor de "la flaqueza del bolchevique", que se confiesa "muy contento" de 'La mitad de Óscar', está seguro de que tendrá su público, "uno movido por la sensibilidad". Y cuestiona quién debe preguntarse por qué una película como 'Torrente 4: lethal crisis' ha conseguido recaudar más de ocho millones de euros en tres días: "lo más hermoso es que haya pluralidad", asegura, y agrega que lo que de verdad le asusta son "los que saben qué quiere el público". "No pienso hacer una película ni hincarme de rodillas a lo que pida el público porque no voy a mentir", zanja.
Su reencuentro con Almería, donde nació, supone aupar el escenario a la categoría de personaje: "el paisaje es un decorado teatral del interior de los personajes y el encuadre sirve para conectar con el espectador", explica.
Junto a los protagonistas están dos actores que no lo son -el abuelo y un hombre del pueblo que visita todos los días a Óscar, guarda jurado de una salina abandonada- y un premio Goya: Antonio de la Torre, que interpreta a un taxista que irrumpe en la vida de Óscar "de un modo fascinante", opina el director.
A su personaje, el único que hilvana una frase con otra, De la Torre le encuentra un parecido evidente con el protagonista: "son dos personas buscando afecto que lo que encuentran es una tragedia". "A estos protagonistas les cuesta mucho decir lo que sienten, pero no es lo mismo decir que contar. Mi taxista habla mucho pero no dice lo que de verdad le pasa: que se siente solo y desengañado".
Por su parte, Verónica Echegui -que participa en el último proyecto de Icíar Bollaín metiéndose en la piel de ''Vicky Sherpa''- asegura que su trabajo ha consistido en "tapar y tapar", lo que le ha hecho crecer y aprender, acostumbrada -ha dicho- a que le pidan como actriz mostrar sentimientos.
"Es como se cuentan las historias en la poesía, en la vida. Quiero huir del artificio continuo y desnudar la narración: he trabajado así como elección casi filosófica", asegura el director en una entrevista con EFE.
La película, cuarta del director almeriense, cuenta la historia de dos hermanos, María (Verónica Echegui, 'Yo soy la Juani', 2006) y Óscar (Rodrigo Sáenz de Heredia, 'La buena nueva', 2008), que llevan separados un par de años y vuelven a encontrarse en el lecho de muerte de su abuelo, su único pariente.
A base de silencios y de elipsis, Martín Cuenca obliga al espectador a introducirse en el alma de los personajes a un ritmo calmo, con la soledad, el secreto y la necesidad de amar y ser amados como hilos conductores.
Verónica Echegui y Rodrigo Sáenz de Heredia protagonizan 'La mitad de Óscar'
Un largometraje que no hace una concesión al sentimentalismo, tan desnuda, explica el director, que no necesita banda sonora: el sonido del viento en el cabo de Gata es suficiente.
El director, que reconoce su afinidad con directores como Pere Portabella o Lisandro Alonso, reclama su derecho a ir contracorriente: "Uno no debe hacer lo que se supone que hay que hacer, o que la mayoría dice que hay que hacer, aunque produzca una evidente resistencia".
El autor de "la flaqueza del bolchevique", que se confiesa "muy contento" de 'La mitad de Óscar', está seguro de que tendrá su público, "uno movido por la sensibilidad". Y cuestiona quién debe preguntarse por qué una película como 'Torrente 4: lethal crisis' ha conseguido recaudar más de ocho millones de euros en tres días: "lo más hermoso es que haya pluralidad", asegura, y agrega que lo que de verdad le asusta son "los que saben qué quiere el público". "No pienso hacer una película ni hincarme de rodillas a lo que pida el público porque no voy a mentir", zanja.
Su reencuentro con Almería, donde nació, supone aupar el escenario a la categoría de personaje: "el paisaje es un decorado teatral del interior de los personajes y el encuadre sirve para conectar con el espectador", explica.
Antonio de la Torre forma parte de 'La mitad de Óscar'
Junto a los protagonistas están dos actores que no lo son -el abuelo y un hombre del pueblo que visita todos los días a Óscar, guarda jurado de una salina abandonada- y un premio Goya: Antonio de la Torre, que interpreta a un taxista que irrumpe en la vida de Óscar "de un modo fascinante", opina el director.
A su personaje, el único que hilvana una frase con otra, De la Torre le encuentra un parecido evidente con el protagonista: "son dos personas buscando afecto que lo que encuentran es una tragedia". "A estos protagonistas les cuesta mucho decir lo que sienten, pero no es lo mismo decir que contar. Mi taxista habla mucho pero no dice lo que de verdad le pasa: que se siente solo y desengañado".
Por su parte, Verónica Echegui -que participa en el último proyecto de Icíar Bollaín metiéndose en la piel de ''Vicky Sherpa''- asegura que su trabajo ha consistido en "tapar y tapar", lo que le ha hecho crecer y aprender, acostumbrada -ha dicho- a que le pidan como actriz mostrar sentimientos.
Puedes leer más artículos similares a Verónica Echegui y Antonio de la Torre forman parte de 'La mitad de Óscar', en la categoría de Cine en Diario Femenino.
Publicado:
Actualizado: