Cómo secar las flores
Antes de realizar un arreglo floral, es necesario secar las flores, si no las compras ya secas. Así pues, primero vamos a explicar cómo secar correctamente flores frescas, ya sean compradas en la floristería o bien cogidas en el campo. Tenemos la posibilidad de usar varias técnicas:
Técnica en racimo
La más tradicional es la técnica en racimo, en la que se coge el ramillete y se cuelgan boca abajo atadas con un hijo, con la ayuda de una percha o gancho, dejándolas varios días hasta observar que se han secado, momento en el que se les rocía con laca para el pelo, para evitar que se desmoronen. Las flores secadas con esta técnica suelen oscurecerse, por lo que es recomendable que lo hagas en un sitio oscuro, seco y bien ventilado.
Secado horizontal
Otra manera de secar al aire es el llamado secado horizontal, muy indicado para todos los cereales, en el que se expanden las plantas sobre una caja, una cesta o en pliegos de papel secante o de periódico, y se mueven de vez en cuando para que se aireen bien. Todos los musgos y líquenes se secan muy bien así, pero como son muy húmedos hay que cambiar con frecuencia, sobre todo al principio, los pliegos de papel secante.
Secado con microondas
Otra técnica más moderna es con la ayuda del microondas. Comprueba que las flores están bien limpias, por lo que primeramente debes pasarlas suavemente bajo el grifo del agua. Luego déjalas escurrir unos segundos al aire sobre papel de cocina, aunque antes de que se sequen del todo tienes que envolverlas en otro papel de cocina seco y meterlas de poco en poco (para que no se aplasten) en el microondas, poniéndolo a la temperatura más alta durante 30 ó 40 segundos.
Si no tienes microondas, mételas unos 10 minutos en el horno, a temperatura media. Seguro que te sorprenderán los resultados. También puedes rociarlas después con laca para mantenerlas por más tiempo. Las hierbas (especialmente las de cocina), las margaritas, las hortensias y los capullos de rosa sin abrir son las mejores flores para utilizar este método, aunque también lo puedes intentar con espigas de maíz y cabezas de flores compuestas de varios brotes como la orquídea 'manto de dama'.
Técnica de la glicerina
Algunas plantas como el laurel, haya, eucaliptus, mahonia, mimosa, viburno y el tejo, así como muchas hojas, ramas y bayas pueden preservarse en glicerina, que produce unas fantásticas hojas brillantes y flexibles que contrastan perfectamente con las texturas mate de la mayoría del material secado. Para empezar, retira las hojas inferiores de los tallos, y descarta las hojas rotas o descoloridas. A continuación, haz una solución con una parte de glicerina y dos partes de agua caliente, y coloca los tallos en ella; asegúrate de que están completamente sumergidos a una profundidad de unos 5 cm.
Las plantas pueden tardar diez días en estar preparadas, hasta que estén más oscuras y un poco pegajosas. Quizá necesitarás añadir un poco más de solución de glicerina si se absorbe toda antes de que las hojas estén completamente secas. Verás que algunas hojas cambian de color cuando absorben la solución. Después sácalas y escúrrelas bien.
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