En el año 60 antes de Cristo, Cleopatra ideó la manera de dar color a sus labios a base de huevos de hormiga y escamas de pescado sobre los que molía escarabajos carmín para obtener un tono rojo.
En la antigua Grecia, las mujeres que llevaban los labios pintados de rojo eran relacionadas con el vicio y la perversión, ya que en aquella época el maquillaje no era habitual.
El maquillaje de labios se utilizó durante el Imperio Romano, para diferenciar el estatus de los habitantes; pero no sólo en mujeres, sino que también los hombres lo llevaban. En el siglo XVI, era habitual que la realeza lo llevase para distinguirse del resto.
A mediados del siglo XVII, en Inglaterra se aprobó una ley que permitía procesar a las mujeres sobre las que se sospechase que habían seducido a los hombres, utilizando pintalabios o maquillaje; pasando a considerarse "descortés" el uso de este.
A principios del siglo XX, el color rojo de labios se convirtió en todo un símbolo de independencia y desafío femenino, con el que las mujeres estadounidenses consiguieron el derecho al voto a finales de 1920.
Después de la Primera Guerra Mundial, Elizabeth Arden, empresaria; aprovechó el movimiento femenino de la época, en el que participó, para montar un salón de belleza y vender su propio pintalabios rojo.
Fue en la posguerra cuando se creó el color de barra de labios rojo intenso, que se llamó "picadura de abeja", el más utilizado hasta nuestros días. También surgió el color rojo-azul llamado "balmoral" en honor a la Reina Isabel II que fue quien lo encargó para su coronación.
Durante los años 40 y 50, las actrices de las películas de Hollywood convirtieron con éxito al labial rojo en un accesorio, siendo Marilyn Monroe o Liz Taylor los principales iconos del 'rouge'.
Durante la II Guerra Mundial, todos los cosméticos a excepción del pintalabios fueron racionados, ya que Churchill creía que el labial aportaba un efecto positivo en la moral de la sociedad.
En esta época tan difícil, Elizabeth Arden creó diferentes tonos de rojo a juego con los uniformes de las mujeres que se unieron al ejército. Estos pintalabios demostraban que las mujeres podían ser femeninas y fuertes; un simbolismo que, pese a las modas, se trasladó hasta nuestros días.