Guía de convivencia: convivir con tus hijos y con los de tu pareja

Laura Sánchez, Filóloga

Los sectores más conservadores de la sociedad se escandalizan de los nuevos modelos de familia que están surgiendo. Las relaciones sentimentales fracasan y los matrimonios se separan pudiendo así rehacer su vida con otras personas. Cuestiones morales aparte, lo cierto es que iniciar una nueva convivencia con tu pareja es difícil, más si tienes hijos y mucho más si él también tiene hijos, porque la vida no es como nos la presentan las series de televisión y los conflictos pueden surgir de cualquier lado.

Nueva familia, nuevos problemas

Sabemos bien los conflictos que se generan en la convivencia de una pareja, que en muchos casos pueden terminar con la relación. Tras un fracaso sentimental, hay que pensárselo dos veces antes de volver a convivir con otra pareja, pero el miedo no debe frenarnos a la hora de rehacer nuestra vida amorosa. Ahora bien, somos conscientes de los peligros que entraña la nueva convivencia, especialmente si ambos aportan hijos al nuevo núcleo familiar.

Porque unirte a otra persona significa unir a sus hijos con los tuyos creando así una nueva familia en la que los papeles de cada uno no están claros. Los niños no son hermanos, tú no eres la madre de los hijos de tu pareja y él no es el padre de los tuyos. ¿Quién es quién? Debido a la confusión reinante en cuanto al papel que cada uno ocupa en la familia es normal que aparezcan celos, envidias, chantajes emocionales y tensiones difíciles de llevar.

Además, son muchos los factores que van a influir en la nueva convivencia familiar, como la relación con vuestras ex parejas, la edad de los niños, el cambio de domicilio, la introducción de nuevas normas en la convivencia y sobre todo, el grado de comunicación que tenga la pareja. De todo ello va a depender que el proceso de adaptación tanto de los niños como de la pareja sea más o menos duro y acabe siendo un éxito o un fracaso.

Guía de convivencia

Este tipo de situaciones en la que dos familias se juntan para formar una nueva es una de esas claras muestras de que el amor no lo puede todo. Porque independientemente del amor que sientas por tu pareja, la nueva convivencia puede convertirse en un infierno. Para evitarlo hay que tener claros una serie de puntos. Comunicación y respeto son los pilares sobre los que habrá de asentarse la nueva familia.

La comunicación debe ser fluida tanto con tu pareja como con los hijos de tu pareja para establecer los papeles de cada miembro de la familia y delimitar sus funciones. Como no eres la madre de sus hijos no debes inmiscuirte en su forma de educarlos. Pero que no seas su madre no quiere decir que no te respeten. Las normas de convivencia deberán ser puestas en común y aceptadas y comprendidas por todos los miembros de la familia.

Corresponde a los adultos manejar los episodios de celos y envidias que se pueden generar entre los niños y entre los niños y el nuevo cónyuge, al que es fácil considerar como una persona extraña que los va a distanciar de su padre o madre. Y el diálogo ha de ser continuo así como procurar generar un ambiente relajado que transmita felicidad y confianza.

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