El primer día de guardería: cómo prepararse y adaptarse
Llega un momento en que una madre debe decidir si dedicarse al cuidado de los hijos o reintroducirse en el mercado laboral. Después de cuidar a tu hijo durante las veinticuatro horas del día se genera un vínculo con el bebé que hace difícil tomar la decisión de dejarlo al cuidado de un tercero. La desconfianza y la preocupación por su seguridad pueden infundirte miedo, pero no debes dejar que esto dificulte tu futuro laboral, pues la experiencia de la guardería también puede ser beneficiosa para tu hijo.
Los beneficios de la guardería
Aunque el niño pueda estar muy bien junto a sus padres, llevarlo a la guardería es muy beneficioso tanto para él como para los padres. Dejar el niño al cuidado de profesionales no solo te va a proporcionar más tiempo libre, sino que además podrás conocer el nivel de tu hijo con respecto a los objetivos que debe alcanzar durante el curso. El niño no solo aprenderá los colores, los números, geografía, etc., sino que además aprenderá a socializar con otros niños y a resolver conflictos que se puede encontrar en el futuro.
Por todo ello, la guardería es una excelente introducción a la etapa escolar. Cuando empiecen el colegio los hijos no solo contarán con una base cultural que les permita seguir el ritmo de las clases, sino que además habrán aprendido a relacionarse con otros niños y a estar rodeados de gente nueva.
Cómo prepararse
Es normal que sientas temor por dejar a tu hijo con desconocidos, pero no dejes que eso te influya demasiado. Durante la jornada laboral debes esforzarte en concentrarte en tu trabajo. Si sientes desconfianza hacia los maestros, puedes conversar con ellos y preguntar sobre el proceso de enseñanza que están aplicando a tus hijos. Si los niños se quedan a comer en la guardería, pregunta cuál es el menú y cómo organizan la hora de la siesta. También puedes preguntar cómo resuelven los conflictos (peleas, desobediencia, etc.).
Debes conversar con tu hijo sobre su nueva etapa, cómo la percibe y si se adapta con facilidad y alegría. Si las respuestas de los maestros y las reacciones de tu hijo no son de tu agrado y tu desconfianza aumenta, lo mejor es que busques otra guardería. El niño va a pasar muchas horas con sus maestros y sus compañeros, por lo que es mejor que tanto él como tú estéis convencidos de que ese es el mejor lugar donde puede estar.
Preparar al niño
Tu hijo debe estar concienciado de la nueva etapa que comienza. No es bueno que perciba tu posible malestar frente a su entrada en la guardería porque eso solo le infundirá temor y su primer día resultará traumático. Es bueno que le hables de las experiencias de otros niños, vecinos y amigos que irán allí, decirle que hará nuevos amigos, que tendrá muchos juguetes con los que divertirse y que aprenderá muchas cosas. Para que se acostumbre al lugar podemos pasear con él delante del centro, así no lo percibirá como un lugar extraño.
Si tu hijo no está habituado a los cambios y le cuesta adaptarse a nuevas situaciones, puedes introducirlo en la guardería de forma progresiva: intenta dejarlo dos o tres horas para que conozca a los otros niños y a los maestros y, sobretodo, sé tu misma quien lo lleve y lo recoja. Conforme el pequeño se habitúe al nuevo entorno, el horario en la guardería se podrá ampliar.
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