Amor vs dinero: la necesidad de hablar de dinero antes de casarse

Nadie se casa pensando que el día de mañana se separará. Sin embargo, muchas parejas se rompen dando lugar a muchos problemas por no haber previsto bien determinadas cuestiones económicas antes del enlace.

Puede resultar un tanto desagradable tener que plantear una hipotética situación de desamor y conflicto mientras la relación va viento en popa, pero más vale pasar un pequeño mal rato para evitar males mayores.

Una vez que decidimos dar el paso y casarnos, hay que pensar cuál será el régimen económico de la pareja: bienes gananciales o separación de bienes. Básicamente la opción de bienes gananciales tiene en cuenta algunas pocas pertenencias individuales de cada miembro (herencias, planes de pensiones...) pero todos los bienes adquiridos durante la vida matrimonial de los cónyuges, incluidas empresas fundadas por uno de ellos, pasan a pertenecer al matrimonio.

Qué implica la separación de bienes

En la separación de bienes, sin embargo, las economías de cada miembro de la pareja permanecen independizadas, incluyendo sueldos y ganancias de todo tipo, adquiridas antes o durante el matrimonio. En este caso, cada cónyuge sufraga los gastos familiares en proporción a sus respectivos recursos económicos.

Existe una tercera opción poco usada: el régimen de participación. Parte de la misma base del régimen de separación de bienes, pero además, cada miembro de la pareja adquiere el derecho a participar en las ganancias obtenidas por la otra persona durante el matrimonio.

Aunque sea poco romántico, para sellar el régimen económico de la pareja hay que firmar un contrato conocido como 'capitulaciones matrimoniales'. Se pacta ante notario y no tiene por qué ser necesariamente antes de la boda, puede hacerse después. Incluso puede modificarse en cualquier momento durante el matrimonio, eso sí, de común acuerdo.

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