Embarazada en la ciudad: efectos de la contaminación en el embarazo

Las mujeres embarazadas nos cuidamos. Dejamos de fumar y de beber alcohol, controlamos lo que comemos, hacemos los ejercicios que nos indican y estamos pendientes en todo momento de aquello que pueda ser mejor para nuestro bebé. Pero hay algo que solemos pasar por alto: la contaminación.

Diversos estudios han demostrado que niveles altos de contaminación afectan al feto. El último, publicado en la revista Environmental Health Perspectives, asegura que la exposición de una mujer embarazada a un ambiente contaminado puede tener graves consecuencias para la salud de los bebés y que está directamente relacionado con el bajo peso al nacer.

Efectos de la contaminación en los bebés

Lo preocupante es que hablamos de niveles de contaminación presentes en las grandes urbes del mundo, causados por el tráfico, la calefacción o las plantas eléctricas de carbón.

Y es que la contaminación de nuestras ciudades es un tema más serio de lo que pensamos a muchos niveles. Actualmente, ni siquiera están claros los límites y varían sustancialmente de un continente a otro: Estados Unidos permite una concentración máxima de partículas inferiores a 2,5 micras de 12 microgramos, mientras que la Unión Europea es más permisiva y sitúa el límite en 25 microgramos. ¿Son estos niveles perjudiciales para las mujeres embarazadas?

Otro estudio realizado en este caso por la Universidad de California en Los Ángeles ha asegurado que los bebés de las futuras madres que respiran altos niveles de monóxidos de carbono y ozono, tienen hasta tres veces más probabilidades de sufrir malformaciones faciales –sobre todo en la boca- y cardíacas.

¿Qué podemos hacer? Lo ideal es buscar un ambiente lo más saludable posible durante la gestación, especialmente en el segundo mes, cuando se produce el desarrollo de los sistemas y órganos más importantes de nuestro bebé. Si vivimos en una ciudad con altos niveles de contaminación, debemos evitar al máximo las zonas de mayor tráfico y procurar ir los fines de semana al campo o a lugares menos contaminados.

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