Qué ocurre con la casa tras un divorcio: ¿quién se queda la vivienda?

Quién puede vivir en el hogar de la pareja tras separarse

Laura Sánchez, Filóloga
En este artículo
  1. ¿Qué pasa con la casa después del divorcio?
  2. Un divorcio que no perjudique a nadie
  3. El asesoramiento legal para el divorcio

Cuando te casas no piensas en el divorcio. Tenemos la idea de que preparar una posible separación no es la mejor forma de empezar un matrimonio y sin embargo los expertos insisten en que es mejor que todo esté establecido por si acaso. Parece ser que es una buena idea redactar unas capitulaciones matrimoniales y optar por el régimen de separación de bienes en lugar del habitual régimen de gananciales. Por lo que pueda pasar, para que luego no tengamos que preguntarnos qué ocurre con la casa cuando tras un divorcio, por ejemplo. ¿Quién se quedaría con la vivienda? ¡Vamos a verlo! 

¿Qué pasa con la casa después del divorcio?

Pero nos lo preguntamos. Nos preguntamos quién se queda con la vivienda en caso de divorcio y lo cierto es que son muchos los escenarios y muy diferentes. No es lo mismo si la vivienda es de alquiler o la tenéis en propiedad, no es lo mismo en el caso de un matrimonio con hijos o sin hijos. En principio la vivienda de alquiler no presenta demasiados problemas más allá de una negociación civilizada pero, ¿qué ocurre con la casa en propiedad?

+ La propiedad de la casa tras el divorcio

Hay que entender que no es lo mismo hablar de la propiedad de la casa que del uso de la casa. Porque puede que no tengas la titularidad de la vivienda y, sin embargo, puedas quedarte a vivir en ella. Depende del régimen de custodia de los niños, pero también de las medidas que la ley establece para garantizar la calidad de vida del cónyuge más necesitado de protección.

Por eso cuando la casa es de uno de los cónyuges, la propiedad no se altera con el divorcio, pero puede que tengas que cederle a tu expareja el derecho de utilización si sus recursos son escasos, por ejemplo. Esta cesión del uso de la vivienda solo da derecho a vivir en ella, no a alquilarla ni a sacar ningún tipo de rendimiento de ella.

Es habitual que una pareja dentro o fuera del matrimonio se compren la casa juntos. Cuando la titularidad de la vivienda es compartida y llega el divorcio, los escenarios también se multiplican haya o no haya hijos porque se puede vender la casa a un tercero o uno de los cónyuges puede comprar su parte al otro.

+ Uso de la vivienda según la custodia de los hijos

En un matrimonio sin hijos el divorcio y la separación de los bienes puede hacerse sin ningún problema pero, ¿qué pasa con la casa si hay hijos? Depende del tipo de custodia y también de los recursos de cada cónyuge. En cualquier caso, las decisiones judiciales también afectan al uso de la vivienda, no de la propiedad y cuando se trata de la residencia familiar, se busca el bienestar de los menores. De esta forma en caso de custodia exclusiva se concede el uso de la vivienda al cónyuge que se ocupará del cuidado habitual de los niños.

Como ya sabemos, lo más habitual desde hace un tiempo es la custodia compartida. ¿Qué pasa con la casa cuando ambos cónyuges se ocupan por igual del cuidado de los niños? Generalmente se concede el uso de la vivienda a la persona con menos recursos económicos independientemente de la propiedad o titularidad de la casa. Pero hay más opciones.

Cabe la posibilidad, que a priori parece la más adecuada, de que se otorgue el uso de la vivienda a los menores. En este caso, serán los progenitores los encargados de cambiarse de domicilio cuando no estén cuidando de los niños. De esta manera, los hijos se evitan rotar de domicilio cada 15 días y pueden permanecer en el domicilio familiar.

Un divorcio que no perjudique a nadie

Como ves las opciones son muchas y caben muchas más, ya que depende de si se trata de un divorcio amistoso, con hijos, sin hijos, con hipoteca compartida o no o si tiene que intervenir un juez. Asimismo, también se tienen en cuenta las posibilidades de cada cónyuge para poder acceder a otra vivienda y se busca, en todos los casos, la protección y el bienestar de los menores.

Este objetivo es el que debería estar en mente en todos los divorcios pero lamentablemente sabemos que no siempre así. ¿Es posible divorciarse sin que nadie salga perjudicado? Parece misión imposible, sobre todo cuando hablamos de la casa, de seguir pagando la mitad de una hipoteca y además tener que pagar un alquiler o adquirir otra vivienda. Por eso es importante intentar un divorcio amistoso para que nadie vea cómo además de una relación sentimental se desmorona toda su vida.

Con hijos o sin hijos, hay que tener muy claro que romper un matrimonio no implica destrozar la vida del otro, por terrible que haya sido la convivencia, la relación o las condiciones de la ruptura.

El asesoramiento legal para el divorcio

En un divorcio, y por más que haya buenas intenciones por ambas partes, es fundamental un buen asesoramiento legal a la hora de repartir los bienes. No hay ganadores ni perdedores y la prioridad es proteger a los hijos. Un buen abogado te asesorará sobre la mejor forma de proceder por el bien de toda la familia, una familia que no tiene por qué romperse al romper el matrimonio.

Tampoco está de más hacer caso de los expertos y llegar al matrimonio con los deberes hechos. Puede parecer frío, calculador o incluso poco esperanzador, pero al igual que ocurre con los testamentos y las herencias, una buena gestión previa ahorra muchas guerras en el futuro. Y nadie quiere pensar en la hora de la muerte como nadie quiere pensar en un posible divorcio, mucho menos antes de comenzar el matrimonio pero...

¿No será mejor dejar todo atado y bien atado para que en caso de divorcio solo tengamos que preocuparnos de sanar nuestras heridas emocionales?

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