El gen de la gordura: un obstáculo a las dietas
Cuando adelgazar es un imposible
Apenas quedan días, semanas si acaso, para comenzar el tradicional destape veraniego que descubre los excesos culinarios que hemos cometido durante el año. Ahora que me encuentro inmersa en la 'operación bikini', no puedo dejar de recordar la anécdota que comentó una conocida durante el transcurso de una reunión de amigas, en la que, por supuesto, no faltó la comida.
Reunidas en torno a una bandeja de apetecibles dulces, esta persona no tuvo el más mínimo reparo en llevarse a la boca hasta tres piezas colmadas de chocolote. La última de ellas se la ingirió acompañada de la siguiente frase: "y ésta me la como porque tengo el fat gene".
Mi voraz curiosidad, que se acentúa cuando se trata de comida, me obligó a preguntarle de qué estaba hablando. Cual fue mi sorpresa cuando me explicó que es, ni más ni menos, el diagnóstico que recibió en una terapia de adelgazamiento en la que participó, durante una estancia en Londres.
El gen de la gordura
Dice, que tras largas horas de sesiones, con proyección incluida de películas y fotografías explicando los inconvenientes de estar gorda, así como los múltiples beneficios de vestir una talla 40 y de lo bueno que es estar a gusto con una misma, el experto preguntó si todavía había alguien entre las presentes que, después de una suculenta comida, estaría dispuesta a comerse un brownie de chocolate. Las que, como ella, contestaron afirmativamente fueron diagnosticadas como poseedoras del 'gen de la gordura', que es lo mismo que decir que esos kilos de más no tienen solución, aunque asumas la más estricta de las dietas adelgazantes.
Enterarte de que eres parte del 10% de la población poseedora del gen de la gordura, según los útlimos estudios, puede resultar dramático para muchas personas que confían en su fuerza de voluntad para lucir tipo en algún momento de su vida. ¿Qué pasaría si alguien en nuestra infancia nos dijera que, por mucho empeño que pongamos, no destacaremos en nada de lo que nos propongamos? Sencillamente que el mundo perdería mucho talento.
Es cierto que no podemos, ni debemos, obviar nuestras limitaciones y defectos, pues corremos el riesgo de falsear la realidad, pero también tenemos una obligación con nosotras mismas, con nuestros anhelos y deseos.
La vida nos brinda la posibilidad de cumplir nuestros sueños. Se trata de echarle ganas y muchas dosis de optimismo, y, sobre todo, de evitar que el temido 'fat gene' nos impida ser como deseamos. Yo tengo clara mi respuesta: me comería un brownie de chocolate después de una suculenta comida.
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