La fecha de caducidad de los alimentos: ¿exacta o prolongable?

Laura Sánchez, Filóloga

Vivimos en una sociedad marcada por la inmediatez y el despilfarro. La mayoría de las cosas que compramos como televisores, automóviles, teléfonos, etc. vienen marcadas por su propio periodo de validez en lo que se conoce como obsolescencia programada, con el fin de que el proceso de fabricar-vender-comprar no se termine nunca. ¿Ocurre lo mismo con la comida? Todo apunta a que sí.

Fiarse de la fecha de caducidad

Inmersos como estamos en una crisis sin fin y con la mayoría de las familias en una situación cada vez más delicada, se hace necesario revisar nuestros hábitos de vida en busca de alternativas para ahorrar o, cuando menos, para no despilfarrar. Es evidente que desperdiciamos demasiada comida, tanto en los hogares como en los supermercados y también en las industrias, y son muchos los documentales que vemos últimamente reflejando esta situación de despilfarro.

Así se está plantenando ampliar la fecha de caducidad de los alimentos para poder aprovecharlos más. De esta manera, en los hogares no se tiraría tanta comida a la basura y los comercios podrían seguir vendiendo esos productos durante más tiempo a un precio rebajado. Aparentemente ganamos todos, pero la experiencia nos dice que cuando algún gobierno actúa proclamando a los cuatro vientos los múltiples beneficios de su acción, generalmente el ciudadano sale perdiendo.

Especialmente sospechosa ha sido la intervención del Ministro español Arias Cañete asegurando que él siempre come yogures caducados, porque nos suena a propaganda engañosa como aquella imagen de Fraga en la playa de Palomares. ¿Están poniendo en peligro nuestra salud? Es cierto que lleva tiempo hablándose de que la fecha de caducidad no es tan exacta y que deja un amplio margen para que el producto pase a ser realmente perjudicial. Pero si la cuestión es evitar tirar comida a la basura tal vez sea mejor aprender a hacer una compra responsable antes que correr el más mínimo riesgo con nuestra salud.

Fecha de caducidad o fecha de consumo preferente

Conviene recordar la distinción entre la fecha de caducidad y la fecha de consumo preferente, que es algo que no todo el mundo tiene claro. Los productos de consumo más inmediato como lácteos, carnes y alimentos envasados al vacío llevan marcada únicamente la fecha de caducidad que determina el momento en el que ese alimento deja de ser adecuado para el consumo.

Por su parte, la fecha de consumo preferente advierte que pasada esa fecha el producto puede haber perdido algunas de sus cualidades, como el sabor, por ejemplo, pero en ningún caso constituye un riesgo para la salud. Aclarado esto, lo que planea el gobierno es alargar la fecha de caducidad para prolongar la vida del producto y que no se desperdicie en el camino desde su fabricación hasta el consumidor.

La conveniencia de esta medida está en entredicho por la suspicacia que levanta cualquier cambio en estos días. ¿Es seguro ampliar la fecha de caducidad? Claro está que todos nos hemos comido un yogur que llevaba dos días caducado y no ha pasado nada. Pero ¿no sería mejor fijarnos antes en la fecha de caducidad y organizar la compra de forma que compremos únicamente lo que vayamos a consumir?

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