La disminución de luz solar aumenta el apetito en invierno
¿Por qué comemos más cuando hay menos luz?
Seguramente habrás notado que en otoño e invierno, el cuerpo nos suele pedir una cantidad mayor de calorías. Esto se debe al incremento de secreción de una hormona llamada melatonina, responsable entre otras funciones, de contrarrestar los efectos de la poca disponibilidad de luz solar, pero que tiende a disminuir la temperatura corporal, efecto compensado entonces con la ingesta de calorías.
Pero como no basta complacer al cuerpo, es imprescindible regular la dieta y priorizar el consumo de otros alimentos que nos permitan aliviar los síntomas provocados por el cambio de estación.
La disminución de luz solar aumenta el hambre
Si al decaimiento propio de la poca disponibilidad de luz natural, se añaden los ocasionados por una mala alimentación, los malestares se agravarán, por eso es aconsejable aumentar el consumo de hierro, minerales e hidratos de carbono contenidos en las carnes rojas, cereales, verduras y legumbres.
Valen también las manzanas, naranjas, acelgas, zanahorias y gran parte de los frutos secos, entre ellos la avellana, la nuez, el higo y la castaña, así como las pastas, panes y dulces, trío que si bien tiende a incrementar peligrosamente el peso, contiene altos niveles de hidratos de carbono que ayudan a equilibrar los estados de ánimo.
Si no tienes prejuicios, el resultado sería algo así como "gordita, pero contenta", en cambio si te preocupa el exceso de tejido adiposo, no te obsesiones si sientes hambre constantemente, mantenga ocupada tu boca con frutas y alimentos bajos en calorías y piensa que es solo una etapa del año que olvidarás cuando llegue la primavera.
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