¿Cuánta cantidad de agua debo beber al día?

El agua fue el origen de la vida. En ella se formaron los primeros organismos vivos y aún seguimos atados a ella. El 70% de nuestro cuerpo está formado por agua, y quizás por eso es más fácil morir de sed (deshidratado) que de hambre.

El agua es imprescindible para los diferentes procesos fisiológicos del cuerpo humano, entre ellos mantener la temperatura corporal y trasladar los nutrientes y desechos, éstos últimos eliminados por medio del sudor, la orina o las heces.

¿Cuánta agua beber?

El agua está presente en todos los tejidos del organismo y es un elemento esencial para el buen funcionamiento del aparato circulatorio. Por su importancia se recomienda que tomemos entre seis y ocho vasos de agua al día, es decir, un litro y medio aproximadamente, sin olvidar que en determinadas circunstancias los requerimientos pueden ser mayores como en verano, por ejemplo, sobre todo en niños y ancianos, que son más sensibles a los golpes de calor.

Cuando estamos enfermos se incrementan las necesidades de agua ya que esta, por ejemplo, contribuye a fluidificar y movilizar las flemas si son trastornos respiratorios; o acelera la transportación de las toxinas y desechos propios de la lucha interna que tiene lugar en el organismo entre los agentes patógenos que lo atacan y el sistema inmunológico que lo defiende.

Otro grupo que debe multiplicar su consumo son las personas que están sometidas a un fuerte entrenamiento físico pues éste implica el incremento de la sudoración y por tanto la pérdida de líquido en el organismo.

Si eres de las que practica footing, no dudes en cargar con tu botella de agua, bébela a sorbos a lo largo del recorrido. En cambio, si practicas ejercicios aeróbicos o cualquier otra rutina de entrenamiento igualmente intensa y terminas demasiado sofocada, en lugar de tragarte el agua, es recomendable empezar por hacer buches, ellos te ayudarán a contrarrestar la resequedad de tus mucosas y te permitirán esperar a que llegue el momento adecuado para asimilar la ingestión de agua, que debe rebasar el medio litro, consumida de a poco.