Utiliza bronceador para conseguir una piel bonita y libre de daños
Los elementos externos son los causantes de los daños en nuestra piel, si los conocemos sabremos cómo protegernos mejor de ellos.
Hay tres tipos de rayos ultravioleta: UVA, UVB y UVC. Dependiendo de la longitud de la onda, penetran en nuestra piel de una u otra manera, provocando diferentes tipo de daño.
Los rayos UVA (de longitud de onda larga) son los responsables de la pigmentación inmediata de la piel y del bronceado de retardo. Penetran poco a poco en las capas más profundas de la piel, y causan cambios en la misma: manchas, envejecimiento cutáneo (al destruir el colágeno responsable de la elasticidad en la piel) y lesiones pre-cancerosas (queratosis actínicas).
Los rayos UVB (de longitud de onda media) poseen mayor energía pero penetran poco en la piel. Sus efectos se acumulan en nuestra piel a largo plazo y son los responsables de las quemaduras, del incremento del grosor de la piel y del cáncer de piel.
Y los rayos UVC (de longitud de onda corta) son los más agresivos, pero no llegan a traspasar la capa de ozono estratosférica porque son absorbidos por la atmósfera y retenidos allí.
El bronceador actúa como un paraguas frente al sol, protegiéndonos al absorber y reflejar los rayos ultravioletas, siendo un arma en la lucha contra el cáncer de piel. La mayoría de los bronceadores bloquean en mayor o menor cantidad los rayos UVB y permiten el paso de los rayos UVA, para conseguir algo de bronceado, si bien es verdad que hay que tener ciudado de no caer en la tanorexia.
Sólo en el caso de los bronceadores que actúan como pantallas solares, con protección total, se bloquea el efecto de ambas radiaciones, para proteger al 100% la piel en condiciones extremas, como la exposición en zonas de nieve o alta montaña, o a pieles muy fotosensibles (niños y piel muy clara).
El factor de protección solar (SPF "solar protection factor", en inglés) es una escala internacional que determina el grado de protección del bronceador:
SPF entre 2 y 5: protección baja
SPF entre 6 y 11: protección media
SPF entre 12 y 19: protección alta
SPF entre 20 y 29: protección máxima
SPF a partir de 30: protección extrema
En cualquier caso, los expertos recomiendan no utilizar un bronceador con un SPF inferior a 15, pues todos estamos expuestos a lesiones cutáneas y a un mayor tiempo de exposición al sol del recomendado.
Los rayos ultravioleta
Hay tres tipos de rayos ultravioleta: UVA, UVB y UVC. Dependiendo de la longitud de la onda, penetran en nuestra piel de una u otra manera, provocando diferentes tipo de daño.
Los rayos UVA (de longitud de onda larga) son los responsables de la pigmentación inmediata de la piel y del bronceado de retardo. Penetran poco a poco en las capas más profundas de la piel, y causan cambios en la misma: manchas, envejecimiento cutáneo (al destruir el colágeno responsable de la elasticidad en la piel) y lesiones pre-cancerosas (queratosis actínicas).
Los rayos UVB (de longitud de onda media) poseen mayor energía pero penetran poco en la piel. Sus efectos se acumulan en nuestra piel a largo plazo y son los responsables de las quemaduras, del incremento del grosor de la piel y del cáncer de piel.
Y los rayos UVC (de longitud de onda corta) son los más agresivos, pero no llegan a traspasar la capa de ozono estratosférica porque son absorbidos por la atmósfera y retenidos allí.
El bronceador
El bronceador actúa como un paraguas frente al sol, protegiéndonos al absorber y reflejar los rayos ultravioletas, siendo un arma en la lucha contra el cáncer de piel. La mayoría de los bronceadores bloquean en mayor o menor cantidad los rayos UVB y permiten el paso de los rayos UVA, para conseguir algo de bronceado, si bien es verdad que hay que tener ciudado de no caer en la tanorexia.
Sólo en el caso de los bronceadores que actúan como pantallas solares, con protección total, se bloquea el efecto de ambas radiaciones, para proteger al 100% la piel en condiciones extremas, como la exposición en zonas de nieve o alta montaña, o a pieles muy fotosensibles (niños y piel muy clara).
El factor de protección solar (SPF "solar protection factor", en inglés) es una escala internacional que determina el grado de protección del bronceador:
SPF entre 2 y 5: protección baja
SPF entre 6 y 11: protección media
SPF entre 12 y 19: protección alta
SPF entre 20 y 29: protección máxima
SPF a partir de 30: protección extrema
En cualquier caso, los expertos recomiendan no utilizar un bronceador con un SPF inferior a 15, pues todos estamos expuestos a lesiones cutáneas y a un mayor tiempo de exposición al sol del recomendado.
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