Mitos acerca de los ejercicios abdominales

Los ejercicios para fortalecer los músculos del abdomen se hallan entre los imprescindibles en cualquier rutina física, pero alrededor de ellos se han tejido varios mitos que intentaré deshacer a continuación a partir del criterio de especialistas y licenciados en cultura física.

Mitos acerca de los ejercicios abdominales

1- Se dice que son necesarios cientos de abdominales para poner en forma los músculos del abdomen. En realidad estos reclaman la misma intensidad de trabajo que cualquier otro músculo y responden mejor si alternamos los ejercicios de fuerza con los de resistencia.

2- Hay quienes piensan que es preciso trabajar el abdomen diariamente, pero esto puede resultar una carga excesiva. Es conveniente que se le dé cierto descanso a los músculos para que se recuperen.

3- Algunos esperan que los abdominales hagan la maravilla de remover la grasa que se les ha acumulado alrededor del estómago, pero eso solo es posible con una dieta baja en calorías y ejercicios específicos. Los abdominales desarrollaran los músculos de la zona pero estos podrían quedar bajo la grasa allí acumulada.

4- No pocos temen que si dejan de hacer abdominales, los músculos de la zona se transformarán en tejido adiposo. Eso nunca ocurrirá, lo peor que te puede suceder si abandonas la dieta y la rutina física, es que tu abdomen plano desparecerá.

5- Otro error frecuente es acerca de que mujeres y hombres requieren trabajar sus abdómenes de diferente manera. En realidad la estructura anatómica varía poco en esta zona entre un sexo y otro y ambos requieren trabajarlo de la misma manera.

Un abdomen plano requiere un gran esfuerzo, lograrlo demanda ser constante con el balance dietético y con las rutinas de ejercicios. Aquí te van algunos consejos.

Consejos de dieta tener un abdomen plano

- Comparte las comidas en 5 ó 6 pequeñas porciones al día, eso acelera el metabolismo y ayuda a quemar grasa.

- Elimina de tu dieta los alimentos que no te dejarán tener un abdomen plano, entre ellos el pan blanco, las pasta, los refrescos, los dulces, la comida rápida, los aceites hidrogenados, los azucares y el jarabe de maíz. En su lugar puedes comer avena, aceite de oliva, pan de granos integrales, frutas, vegetales, nueces, mantequilla de maní natural, pollo, pescado, proteína y mucha agua.

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