El café, ¿una cuestión de profesiones? Los trabajadores más adictos
Quien más y quien menos se toma su cafecito diario, algunos incluso hacen de ello un ritual, mientras que otros lo toman inconscientemente como parte de sus necesidades diarias. Y es que parece que beber café está muy relacionado con la profesión que uno ejerza. Periodistas, policías, médicos, escritores... son profesionales con horarios indeterminados que necesitan alguna ayuda extra para mantenerse despiertos. Y por más que desde algunas esferas se esfuercen por demonizar esta bebida, lo cierto es que el café forma parte de la vida diaria de la mayoría de las personas.
Profesionales del café
Parece que los trabajadores que más café beben al día son los científicos y los investigadores, por aquello de que sus experimentos les tienen en activo más de 24 horas. El ámbito de las relaciones públicas y del márketing también necesita unas buenas dosis de café, así como los administrativos. Al menos, así se desprende de un estudio realizado por Dunkin' Donuts y Career Builder.
Escritores, periodistas y profesionales del mundo de la edición, se posicionan también como unos grandes consumidores de café, al igual que abogados y jueces, que también tienen unas largas jornadas laborales. A éstos les siguen los cocineros, los profesores y los expertos en finanzas, aunque se nos ocurren mil y un trabajos más en los que el café aparece como un estimulante necesario.
El caso es que parece que el café es una bebida indispensable para mantener nuestra productividad laboral, algo que se añade a los múltiples beneficios de esta bebida conocida y consumida a nivel mundial.
Cuánto café bebemos
Tras la imagen del profesional adicto al café, los médicos recomiendan moderación a la hora de consumir esta bebida para que nos reporte todos los beneficios posibles sin perjudicarnos la salud. Así que nos hemos preguntado, cuántas tazas de café bebemos al día, en circunstancias normales y sin pertenecer a alguna de esas profesiones que trabajan a golpe de cafe.
Evidentemente necesitamos esa primera taza de café en el desayuno, que nos permite comenzar el día, empezar a despegar los ojos y despertar las neuronas. A media mañana, junto con un tentempié no viene mal una taza de café para levantar el ánimo y continuar la jornada laboral. Y si, por algún motivo, se nos tuerce la mañana en la oficina, nada mejor que desconectar 10 minutos tomándote un café.
No hemos llegado a la hora de comer y ya vamos por la tercera taza de café, a la que tenemos que añadir el obligado café de la sobremesa. En este punto, mucha gente ya da por terminada su ingesta diaria de café, por aquello de evitar el insomnio, pero también pueden hacer una excepción si van a pasar la tarde con amigos. Entre cuatro y cinco tazas de café al día ¿estamos poniendo en peligro nuestra salud?
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