Remedios caseros para el dolor de espalda
Los dolores de espalda pueden afectar de forma muy grave a nuestro día a día. Nos impiden llevar nuestra vida de una forma rutinaria y pueden limitar nuestros movimientos. La sintomatología puede llegar a ser muy variada, desde dolores leves hasta otros más agudos y prolongados. Los remedios médicos al uso suelen ahondar en las terapias físicas y en los medicamentos de venta libre. Sin embargo, existen ciertos tratamientos caseros que también pueden ayudarnos a evitar o paliar dolencias de este tipo.
Remedios caseros para el dolor de espalda
Una de las cuestiones fundamentales pasa por invertir en un buen colchón ortopédico, lo cuál nos va a reportar a medio plazo enormes beneficios para la salud de nuestra espalda. Si por motivos económicos, en este momento, no disponemos de la solvencia suficiente para adquirir un colchón nuevo, siempre podemos recurrir a una pieza de madera que colocaremos entre éste y los resortes de la propia cama.
La posición a la hora de dormir también resulta importante, para que la espalda no sufra durante este período de descanso lo más aconsejable es adoptar una postura fetal, de medio lado y apoyando la cabeza en una almohada que no sea muy elevada. También es una opción dormir boca arriba, colocando una almohada gruesa debajo de las rodillas y otra más pequeña en la zona lumbar.
Adoptar una buena postura a la hora de caminar, erguidas y con la cabeza en alto, procurando usar zapatos cómodos –preferiblemente sin tacón alto ya que puede repercutir negativamente en los arcos naturales de la espalda- y cambiando de posición continuamente cuando permanecemos en pie y paradas.
El sedentarismo en el trabajo también influye en los dolores de espalda
También podemos aplicar remedios caseros para mejorar la salud de nuestra espalda cuando estamos sentadas en la silla de nuestra oficina. En este sentido, resulta recomendable adoptar una buena posición cuando usamos herramientas de trabajo como el ordenador: disponer antebrazos, puños y manos alineados en posición recta, colocar los pies siempre apoyados en el suelo o en un reposapiés, situar las caderas y las rodillas dobladas en un ángulo igual o ligeramente superior a los noventa grados o mantener apoyado el tronco en el respaldo de la silla.
Por otro lado, la realización de ejercicio físico de forma moderada y llevar una dieta sana y equilibrada puede redundar, a medio plazo, en una mejora de nuestro peso, además de mejorar nuestra condición física, requisitos ambos fundamentales para la salud de nuestra espalda.
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