Lesiones en la médula espinal: síntomas y tratamiento

Una de las dolencias más graves que puede afectar a la zona de la espalda es la lesión de la médula espinal. Esta anomalía implica daños en los nervios que residen en el interior del canal espinal, quedando afectada la capacidad de la médula para transmitir y recibir mensajes entre el cerebro y los diferentes sistemas del organismo que comprenden funciones sensoriales y motoras. La gravedad de esta lesión viene dada por el hecho de que tanto la médula espinal como el cerebro conforman el núcleo del sistema nervioso central, coordinando tanto los movimientos como las sensaciones de nuestro cuerpo.

Síntomas principales de las lesiones de la médula espinal

Los traumatismos que afectan a la médula espinal pueden disponer diversos orígenes, sin embargo las causas más extendidas son las caídas, los accidentes de automóvil, las lesiones durante la práctica de un deporte y los accidentes en el entorno laboral. Una lesión menor, tal y como pueda ser el caso de la artritis reumatoidea, puede llegar a provocar una anomalía en la médula debido al desgaste que produce la dolencia en la columna vertebral. La zona también puede verse afectada por lesiones directas como cortaduras causadas por el debilitamiento de los huesos o de los discos intervertebrales.

Los síntomas pueden variar dependiendo de la zona en la que se encuentre localizada la lesión. Por norma general, los traumatismos en la médula espinal ocasionan pérdida de sensibilidad y debilidad tanto en el área afectada como por debajo de la misma. La presencia de la sintomatología relacionada con la dolencia puede ser más o menos grave dependiendo del grado de afectación. Otras consecuencias que pueden observarse son: el aumento del tono muscular, parálisis, dolor, cambios sensoriales, pérdida de control de los esfínteres y entumecimiento.

Una dolencia en la médula espinal debe tratarse con carácter inmediato de cara a evitar el agravamiento de las consecuencias que pueda tener en nuestro organismo. Dependiendo del tamaño de la zona afectada, el tratamiento puede basarse en la simple ingesta de fármacos como los corticoides o, incluso, puede surgir necesidad de pasar por quirófano para practicar una cirugía. Obviamente, el equipo médico será el encargado de determinar cuáles son los pasos adecuados para la recuperación de la lesión.

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